Bielsa
El Leeds United, club al que la historia tenía guardado un lugar junto a los equipos más sucios del futbol inglés, encontró un camino que lo ayudará a llegar a otro sitio. Su ascenso a la Premier, tras un largo periodo de crisis económicas, institucionales y deportivas, estuvo marcado por un estilo de juego y un patrón de conducta que le cambiaron la vida: el villano se volvió un caballero. No es el mismo Leeds que marcó una época a zapatazos, cabezazos y puñetazos. Sería una simpleza pensar que el éxito de Bielsa es subirlo de categoría, su verdadero triunfo no está en escalar esa posición, sino en asumirla. Cambiar la cultura de un equipo por una nueva forma de vivir, pensar y jugar es algo que solo está al alcance de los grandes entrenadores.
Aguirre
El dramático descenso del Leganés, peleando con honor y dignidad hasta el último minuto, describe la personalidad y vocación de Javier Aguirre a la perfección: un entrenador de personas. Existen muchos estilos de juego, pero solo hay dos clases de entrenadores: aquellos que miran al jugador como una pieza del sistema, y los que miran al futbolista como parte de su vida. Aguirre es de los que recuerda el nombre de cada futbolista que entrenó. El Leganés no contrató al Vasco por lo que sabía, sino por lo que enseñaba. No sabemos cuál será el futuro de Aguirre, pero cualquier equipo al que vaya tendrá garantizado un líder que interpreta la palabra equipo como el fundamento más importante de toda organización.
Zidane
La maestría de Zidane como jugador no acepta comparación, era un futbolista capaz de transformar un segundo en un recuerdo, un campo en un lienzo, un equipo en un coro y un partido en una obra de ciencia ficción. Todas sus jugadas fueron hermosas. Cada pase, cada gol y cada lance tenían el mismo propósito, pero con Zidane servían para otra cosa: admirar el arte del juego. Como técnico ha sido lo contrario. Entregado a la eficacia, Zidane buscó la belleza del futbol en la sencillez del resultado: hacer un gol más, o recibir uno menos que el rival, es lo único que le preocupa. Once títulos después, tres Champions y dos Ligas incluidas, podemos decir que su carrera de entrenador también es una obra maestra.