Un año después del cierre total de estadios, el confinamiento de atletas y la suspensión de todo tipo de Ligas y eventos, el deporte mundial se encuentra en el horizonte de un verano que había perdido, preparándose para restablecer la Eurocopa, resetear la Copa América y relanzar los Juegos Olímpicos.
En ninguno de los tres casos podemos asegurar que el virus no comparezca y decida convertirse en el principal protagonista, volviéndose una amenaza de salud y un evidente motivo de cancelación.
Un brote en la selección española y otro en la sueca, que se enfrentarán durante la primera jornada de la Euro, encendió las alarmas de una organización que ha preparado y vigilado al máximo cada detalle. La lección, a tres días de jugarse el continental europeo es que: el covid sigue poniendo vidas en juego.
Al otro lado del Atlántico y con menos protocolos, las críticas y sugerencias al gobierno brasileño que de forma “heroica” decidió adoptar un torneo huérfano, advierten sobre un probable pinchazo a la burbuja de la Copa América. Pensar que uno de los países con mayor número de afectados por el virus en todo el mundo ofrece garantías al viejo trofeo sudamericano pone el dedo en la llaga. La segunda lección confirma una vez más que: el covid no distingue personas, pero continúa señalando políticos.
Por último, y aunque la disciplina, la tecnología y la eficacia japonesa sean elementos de culto universal, sus ciudadanos no terminan por sentirse cómodos siendo los anfitriones de unos Juegos que pueden transmitir algo más que emociones. En el caso de Tokio 2020-2021, existe una discusión aún más incómoda, hay quien pone por delante la enorme pérdida económica que representaría para el COI y el comité organizador clausurar definitivamente los Juegos sin poder inaugurarlos.
Aquí reaparece la tercera lección: el maldito covid es el factor económico más poderoso de nuestra época.
José Ramón Fernández Gutiérrez de Quevedo