El domingo 2 de abril murió Raúl Padilla, creador y presidente de la FIL de Guadalajara. La noticia saturó las redes sociales y los portales informativos de México y el extranjero, pero en Palacio Nacional no se dijo una palabra en su memoria. El silencio, por supuesto, dice mucho del temperamento y los rencores de quien pretende pasar a la historia como patriota ejemplar, aunque por ahora sus méritos solo le alcancen para ser recordado como líder de la generación del fracaso —como diría Ciro Gómez Leyva— de la 4T, en la cual las oportunidades se desperdician y el dinero se derrocha en los fuegos fatuos de la megalomaníao en el drenaje profundo de la ineptitud o la corrupción —el AIFA, la CFE, Pemex y Segalmex, por ejemplo.
En sus muchos años de asistir a la FIL, solo en dos o tres ocasiones el cartujo intercambió un breve saludo con Padilla, nunca buscó su cercanía pero jamás dejará de reconocer la enorme trascendencia de su obra cultural y educativa: la manera como impulsó la descentralización de la UdeG, la creación del Centro Cultural Universitario, del Festival Internacional de Cine de Guadalajara y de la FIL, la mayor feria del libro en nuestro idioma,inevitable punto de encuentro de lectores, escritores, editores, agentes literarios, periodistas.
En diciembre del año pasado, el presidente López Obrador descalificó a la FIL: “Ahora es un foro del conservadurismo”, dijo en su conferencia matutina. En ella, agregó, se reúnen “todos los intelectuales orgánicos a hablar mal de nosotros”.
Un mínimo inventario histórico de las actividades y los invitados a la FIL, desmiente tales aseveraciones. Más allá de su controvertida personalidad, la feria organizada cada año por Padilla y su equipo se volvió ejemplo de pluralidad. Quienes han frecuentado la Expo Guadalajara en esos días feriados son testigos del milagro realizado por un hombre abierto al mundo de las ideas, algo, por desgracia,ajeno a quienesrepiten como mantra la anacrónica frase de Siqueiros: “No hay más ruta que la nuestra”.Ojalá el espíritu libertario de la FIL no termine con la muerte de Raúl Padilla.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.