Es un genio, piensa el cartujo al escuchar al Presidente de la República, quien, para continuar dominando el espacio mediático, donde nadie le hace sombra, después de destapar a sus corcholatas para sucederlo en el poder —entre ellas una clara favorita—, de publicar la primera parte de su testamento político, de espantar a la dirigencia priista para llevarla al redil de la llamada cuarta transformación, de pretextar la defensa de la abollada investidura presidencial para no acudir al senado a la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a la maestra Ifigenia Martínez, ejemplo de congruencia intelectual y política, anuncia, aunque no la denomine de esta manera, su gira del adiós.
Un tuit de Lilly Téllez le proporcionó la excusa perfecta para no visitar los terrenos de Ricardo Monreal, por ahora lejos de su corazón; y un portazo de alrededor de 250 personas en Huauchinango, Puebla, cuando encabezaba una reunión de trabajo en el recinto ferial, le dio la idea de volver a los mítines multitudinarios. Los manifestantes deseaban exponerle sus problemas, ser escuchados. López Obrador, con humildad, les dijo: “Yo entiendo que ustedes quisieran verme a mí, que yo les atendiera personalmente…”, resolviendo entonces congregar otra vez a sus fieles en las plazas públicas a partir del próximo 20 de noviembre, aniversario de la Revolución: “la tercera transformación de la vida pública del país”.
En Apizaco, Tlaxcala, un día después de lo sucedido en Huauchinango, precisó: el acto inaugural del nuevo periplo será en el Zócalo y está convocado “todo el pueblo (…) para que ya no haya portazos, porque además la gente ya quiere tener más participación”.
Al primer mandatario lo esperan tres años intensos a lo largo y ancho del país, preparando el terreno para la sucesión morenista, despidiéndose, sin decirlo abiertamente, de sus fans, regodeándose con la aclamación popular. Será un adiós de discursos y palabras reiteradas una y otra vez, como el repertorio de los viejos cantantes, cautivos de la nostalgia, con frecuencia desdeñosos de nuevas propuestas, incapaces de mirar hacia el futuro.
Queridos cinco lectores, El Santo Oficio los colma de bendiciones. El Señor esté con ustedes. Amén.
José Luis Martínez S.