El pasado lunes 20 de enero fuimos testigos de la toma de posesión en los Estados Unidos de América, [para ejercer un segundo periodo presidencial discontinuo], del empresario y magnate inmobiliario Donald Trump. La expectación era alta, tanto en el número y conocimiento de quienes serían sus invitados al evento en el Capitolio ante los representantes populares, como en las primeras palabras que dirigiría a su nación ya como titular del poder ejecutivo en dicho país.
Y acompañado por los expresidentes vivos de ese país, el velo se fue descorriendo: tanto Justin Trudeau, como Claudia Sheinbaum, jefes de estado de las dos naciones vecinas Canadá y México (y socios comerciales de Estados Unidos.) no fueron convocados al evento. En cambio, el argentino Javier Milei, el ecuatoriano Gustavo Noboa, el salvadoreño Nayib Bukele (este terminó por no asistir), el venezolano Edmundo González (sin ser jefe de estado), si recibieron invitación. Así como también el expresidente brasileño Jair Bolsonaro (que por estar bajo investigación judicial no recibió autorización para salir de su país).
No recibieron invitación el primer ministro de Reino Unido, y los jefes de estado de España, Francia y Alemania, así como la presidenta de la Unión Europea. Si, en cambio, el presidente chino (que no asistió y envío a su vicepresidente) y el primer ministro indio (que también envío representante).
Sin embargo, Georgia Meloni, de derecha, primer ministra italiana, si fue convocada y asistió. Ante tal categorización de los asistentes convocados internacionalmente queda cierta sensación que las invitaciones fueron giradas por el grado de poderío de los países o una predilección por el espectro ideológico hacia la derecha mundial.
El caso de México y Canadá es algo que por su significado si debe analizarse e interpretarse frente a las futuras decisiones y actos del ya presidente Trump.
Su gran promesa y estandarte de campaña de combatir por todos los medios la inmigración ilegal se convirtió en la acción central de la semana. Mano dura contra ellas y ellos (con la obviedad de que México es el que más aportaba en número de este tipo de inmigrantes).
En esta primera semana no decidió imponer aranceles a las importaciones provenientes de estas dos naciones, pero si mantiene expectantes a los ciudadanos de ambas.
La primera consecuencia a la vista para México pareciera que será la reducción en el monto de las remesas provenientes de los migrantes en E.U. a sus familiares en México, y el enorme aumento del número de personas migrantes que permanecerán en México ante el sello militar de la frontera y las redadas antiinmigrantes en el país del norte. Y que deberán ser atendidos por las autoridades mexicanas.
Igualmente, los afanes expansionistas sobre Groenlandia, Panamá y Canadá de Donald Trump están explícitos en su discurso, generando un “MAGA” (Make America Great Again) recargado. La clasificación jurídica de los carteles del narcotráfico de México como grupos que actúan como terroristas en contra de su país, tendrá consecuencias legales y políticas que aún no vemos con claridad.
Asimismo, y rodeado de los principales representantes del capital mundial (Jeff Bezos, Tim Cook, Elon Musk, Carlos Slim, por mencionar unos pocos) ha iniciado una cruzada para eficientar la labor de los empleados federales y ponerse al servicio del gran capital, y también con ello, de los anhelos de los grandes segmentos de votantes que le dieron su apoyo.
A pesar de que tradicionalmente la toma del cargo presidencial en Estados Unidos es un acto más bien de política interior, el mundo observó con detenimiento los signos, símbolos y frases de este personaje sui generis de la política nacional (en su país), continental y mundial. Dado que como “outsider” (proveniente de fuera de los circuitos de los grandes actores políticos del país en 2018) aprendió la lección y ahora regresa para ejercer el poder con más plenitud dada la mayoría que los republicanos tienen en el legislativo federal (por lo menos durante los dos próximos años).
La presidenta Sheinbaum ha tratado de ser cautelosa y mesurada frente al embate discursivo y de acciones de Trump; y nos dijo a los mexicanos que tenía un plan para afrontar este nuevo ejercicio de gobierno estadounidense. Esperemos que así sea y que obtenga buenos resultados. A todos nos beneficia que esto se logre.