Sociedad

¿Quedan razones para el optimismo?

Pretendiendo no ser (más) pesimista (de lo habitual), las noticias en medios de comunicación y redes sociales dan cuenta, y hacen la cuenta, del grado que puede alcanzar la crueldad humana hacia sus semejantes [ya no digamos a otros seres vivos] cuando nos refieren la existencia de un rancho ¿campo de exterminio? en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, que contiene restos de personas –osamentas– y sus propiedades materiales –calzado, ropa, mochilas, maletas, cuadernos y notas– de mujeres y hombres [mayormente jóvenes] que fueron privados de la vida en ese lugar y luego desaparecidos para borrar su rastro.

Algunas versiones periodísticas señalan un lugar de adiestramiento para sicarios y trabajadores al que con engaños eran llevados por integrantes de un cartel en Jalisco; otras manifiestan que las personas al intentar escapar de dicho lugar, o no someterse a los designios de sus captores, se les privaba de la vida y consecuentemente eran convertidas en cenizas en hornos crematorios allí instalados.

La información que empieza a generarse y conocerse es contradictoria y varían las versiones dadas por la fiscalía estatal de Jalisco y los colectivos de organizaciones civiles buscadores de desaparecidos, así como de distintos medios que difunden versiones de testigos de los hallazgos físicos; o de personas que sufrieron abusos y agresiones y habiendo escapado han dado sus testimonios. El caso es que la sola existencia de una finca o construcción que sirviera a tales fines pone sobre la mesa muchas más dudas que certezas. Y genera preguntas que quedan sin respuesta.

¿Cómo es posible que las autoridades -de cualquier nivel- no tuvieran información sobre lo que estaba pasando ahí dentro? Y si en septiembre de 2024 el Ejército y la Guardia Nacional ingresaron a dicho predio, se enfrentaron a integrantes del grupo delictivo con saldo de diez personas detenidas ¿cómo se puede entender que no se hayan continuado las investigaciones hasta el total esclarecimiento de los hechos y quedarán en un largo impasse de cinco meses?

¿Qué razones ocultas o qué intereses estaban (están) detrás de la omisión de llevar dichas pesquisas periciales y forenses “hasta sus últimas consecuencias”? Tal vez nunca lo sabremos.

El duelo, la sensación de horror, de temor y consecuentemente de coraje, se han paseado por más de ocho largos días por las noticias locales, nacionales y mundiales. Jalisco es ahora un lugar donde se encuentran “campos de exterminio”, las fotos de zapatos, ropa y accesorios le han dado la vuelta al mundo; y al traste a las promociones turísticas, de negocios, y de inversiones, dado que se ha encontrado lo que siempre se quiso mantener oculto: la acción de grupos delincuenciales del crimen organizado haciendo y deshaciendo a sus anchas. Mientras tanto, la entidad federativa se convierte en noticia mundial en detrimento de la economía y la honra de sus habitantes y sus costumbres. ¡Qué cosa!

Tal situación no puede más que llenarnos de indignación, y tristeza por el dolor que sufrieron aquellas personas con vejaciones y la muerte. Y frente a todo esto ¿dónde queda el optimismo? Y recuerdo la frase que dice: “No pienses que mundo le vas a dejar a tus hijos. Más bien piensa en los hijos que le vas a dejar al mundo”. Y si bien la gran generalidad de los seres humanos no deseamos el mal a otros, con unos pocos (“hijos de la humanidad”) que hagan daños a muchos la cosa va adquiriendo tintes dramáticos y terribles.

Por eso, en relación a mi artículo de la semana pasada titulado “La Paz imposible” una lectora me envió el siguiente extracto –que comparto con todos mis lectores (as) – de la obra literaria Don Quijote de la Mancha autoría de Miguel de Cervantes Saavedra: “El ser humano se esclaviza por el lujo y las vanidades, persiguiendo riquezas como si en ellas encontrara la dicha. Más no advierte que, cuanto más tiene, más teme perderlo, y en esa angustia se le escapa la verdadera felicidad. Porque la dicha no está en el oro ni en la opulencia, sino en la brisa que acaricia el rostro, en la risa sincera de un amigo, en el pan compartido con gratitud. ¡Necio es aquel que busca en lo externo lo que solo el alma puede hallar! La vida sencilla es el mayor tesoro, y quien la comprende, es el más afortunado de los hombres".

El colmo y la ignominia tienen lugar cuando para obtener esas riquezas, lujo y vanidades, unos pocos tienen que dañar y matar a sus semejantes. Y ahí ciertos hombres y mujeres se convierten en lo que muchas veces se ha dicho: “homo homini lupus” –el hombre es el lobo (depredador) del hombre– ¡Terrible realidad!


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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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