Sociedad

Nueva Inteligencia: ¿para todos?

Recuerdo con cierta nostalgia años antes (ya no llevo la cuenta, je je, aunque sí me acuerdo muy bien) cuando compré mi primera computadora e impresora. Era una laptop sin luz de respaldo, por lo que cuando hacía mis tesinas de la maestría y el doctorado tenía que buscar la mejor posición para que pudiera ver bien la pantalla. Craso error el que por ahorrar dinero no tuviera el “backlit”. La impresora era una preciosa y eficiente “Citizen” de matriz de punto a la que había que colocar hojas de de inserción continua (pegadas y con orificios a los lados) que luego se cortaban porque ya venían troqueladas para ello.

Igualmente recuerdo el primer procesador que usé –Wordperfect- en DOS (Disk operating system), emocionante, interesante y rápido procesador de texto; que luego cambié por el incipiente Word de Microsoft, bajo el sistema operativo Windows. Fueron años de aprender menús y tener aventuras en la computadora (el ordenador, dicen los españoles) para descifrar Word, luego Excel y posteriormente Power Point. Algún intento hice en aprender Access, pero no lo terminé. Años de formación en menús y funciones que probablemente hoy ya estén olvidados.

Vino después mi inserción en el mundo del internet. Una alegría inmensa y maravilla total el estar conectado en 1998 cuando hice mi primer enlace a la “telaraña” por teléfono-modem. No cabía de la admiración y de la emoción. Pensar que tenía todo el mundo cibernético al alcance de una tecla era simplemente inaudito. Hoy a los niños más pequeños de cuatro o cinco años los conectan sus padres a sus aparatos –para ver películas- y pueden tener el acceso al que yo tuve ya de adulto. Los jóvenes ya ni se diga: pasan conectados todo el tiempo a redes e internet vía su teléfono inteligente, su tableta o su computadora.

Fue maravilloso enterarme en aquellos años, que los miles de ficheros bibliográficos de tarjetas de papel estaban siendo sustituidos por fichas digitales en las computadoras de la biblioteca central de la UNAM, mi segunda alma mater. No cabía de la sorpresa. Y de la emoción.

Y así han seguido muchas cosas más: los discos de 1.4 megas de almacenamiento, los cd-rom y sus grabadores, las usb´s (cada vez de más capacidad), hasta llegar ahora a cantidades inauditas de almacenamiento que han logrado los chinos: 64 tb en un “pendrive”.

Los teléfonos celulares, ya ni se diga. Recuerdo de la misma manera mi primera comunicación con mi hermana, que tenía ya móvil (fue la pionera en la familia), y la continua evolución para llegar a lo que hoy en día vivimos. Pasando por marcas extintas que fueron famosas en su época (suecas y japonesas), hasta llegar a las de hoy (donde imperan las gringas, coreanas y chinas).

Pero en días pasados quedé igualmente de entusiasmado, maravillado y estupefacto cuando en un curso pude hacer ejercicios y pruebas con la inteligencia artificial. Increíble conocer y probar nuevos programas y aplicaciones que hacen doblajes de voz por si solos, realizan videos con solo introducir un texto, copian rostros, personas y voces para insertar en video, crean presentaciones (o “slides” en inglés), y la joya de la corona: trabajar con el lenguaje para producir investigaciones, ensayos y textos a partir de un esquema de solicitudes, planteamientos y circunstancias denominados “prompts”.

Fue increíble esta primera experiencia. Pedirle a Chat GPT que me regresara un texto referente a Hans Kelsen (padre del positivismo jurídico), partiendo de que la aplicación fuera ese personaje. Solicitar el guion de una presentación del filósofo Baruch Spinoza y de su obra, para que después Tome hiciera la presentación en once láminas o “slides”.

De un año a la fecha ha sido vertiginosa la evolución, por mencionar algunos: Lumen 5, Tome, Chat GPT, Magisto, Claude, Bing, y hasta Google en su parte de inteligencia artificial. Entre muchísimas más. Las grandes empresas tecnológicas invirtiendo y buscando no quedarse atrás en esta carrera de velocidad que a la larga va a generar miles de millones de dólares en ganancias, como lo ha sido para algunas de las grandes empresas de innovación tecnológica.

Comercializar estas creaciones y darle valor económico será para las empresas innovadoras el gran impulso en los años por venir. Y ahí viene el punto nodal para la sociedad en su conjunto: cómo hacer que todos tengamos acceso a estas maravillas tecnológicas y que sea general para personas en situación de grandes carencias, o con diferentes capacidades económicas y niveles educativos distintos. He ahí el gran reto: un acceso igualitario a las grandes transformaciones tecnológicas que la humanidad desarrollara en los próximos años.

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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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