Sociedad

El gran hermano frente al espejo

Los tiempos en que el Gran Hermano (o “Big Brother” en inglés) era solo una ficción han quedado atrás. En 1949 el autor británico Georges Orwell (en realidad se llamaba Eric Arthur Blair) publicó su famosa novela distópica “1984” en la que hace referencia a un futuro no muy lejano [pasando de 1949 a 1984] bajo el cual las condiciones de existencia de la humanidad se guiaban bajo estados totalitarios –con tres bandos multinacionales en guerra permanente–.

La Wikipedia nos refiere a su lectura así, y siempre será bueno recordarlo:

“La novela popularizó los conceptos del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, de la notoria habitación 101, de la ubicua policía del Pensamiento y de la neolengua, adaptación del idioma inglés en la que se reduce y se transforma el léxico con fines represivos, basándose en el principio de que, lo que no forma parte de la lengua, no puede ser pensado.”

Lo anterior viene al caso porque el partido en el gobierno, Morena y sus aliados satélites PT y PVEM, a través de sus diputados y senadores, acaban de aprobar algo que me parece sumamente extraño en un partido que se dice de “izquierda”: un conjunto de reformas que se insertan en la Ley del Sistema Nacional de Inteligencia, la Ley General de Población y la Ley de Telecomunicaciones.

La oposición (tan ocurrente, pero ineficaz como siempre) la ha denominado como “Ley Espía” nombre que le queda como “anillo al dedo” para definir lo que al final implica el sentido de las reformas legales: desarrollar en México a un Gran Hermano orwelliano que se va a encargar de vigilarnos a todos. Un gobierno de izquierda que tendrá facultades para que instituciones como la Guardia Nacional (a cargo ya del ejército), la Fiscalía General de la República y el Centro Nacional de Inteligencia accedan a bases de datos públicas y privadas en tiempo real y sin control judicial, incluyendo datos biométricos, bancarios, fiscales y de geolocalización. ¿Cuándo faltará para que a las entidades federativas les den también estas facultades?, dizque para garantizarnos seguridad local, pero así sumadas a los entresijos.

Uno de los aspectos más preocupantes es la obligatoriedad de la CURP biométrica para casi todos los trámites, desde adquirir un chip telefónico hasta abrir una cuenta en redes sociales. ¡Vaya! sabía que eso solo se daba en países totalitarios –Corea del Norte, o las monarquías absolutas árabes–; o de plano en franco desgaste institucional como en la Colombia a inicios del milenio.

Según el especialista Luis Fernando García, cofundador de la Red por los Derechos Digitales, esto convierte a la CURP en una “llave maestra de vigilancia”, ya que “registra y vincula cada movimiento digital de los ciudadanos, permitiendo un seguimiento detallado de su vida cotidiana”. El Gran Hermano en acción.

Y aunque nos dicen que el gobierno es impoluto y vigilará celosamente por la integridad de esta información, la realidad es que “la burra no era arisca, Ia hicieron”. Y pruebas hay por cientos o miles de confabulación con delincuentes, y corrupción vil, entre funcionarios de todos los niveles de gobierno que hacen su agosto en cualquier época del año. El ejemplo más dramático lo tuvimos cuando hace algunos años ¡todo! el padrón electoral de millones de ciudadanos, apareció a la venta en internet (y por bastantes días) para efectos comerciales, de publicidad y otras linduras. Se culpó a un partido político, ja, y no hubo responsables. Ni procesados ni sentenciados.

Por lo que García nos alerta sobre el hecho de que “esta centralización de información representa un riesgo mayor de filtraciones, ‘hackeos’ o mal uso por parte del gobierno o incluso de grupos criminales”. Lo que en este país no es ninguna novedad, agrego yo.

Entonces está sucediendo algo inaudito e impensable: los dirigentes y militantes de Morena, de izquierda y con una plataforma político-ideológica que asumen de avanzada, con cuadros de intelectuales que siempre han sostenido opiniones críticas frente a los excesos de cualquier gobierno sean del PRI, del PAN, de MC, etc., ahora callan frente a lo que hace su partido. No ven ni oyen, que se convertirán, en un futuro no muy lejano, en el Gran Hermano. Y no se miran en el espejo de lo que puede pasar sí gobiernos extremistas a ultranza (represivos o facciosos) llegaran a tener bajo su poder estos formidables instrumentos legales.

Bosque de Luz ha pretendido siempre ser laica; pero ni modo, algún día habría de no pasar. Ahora sí, que “nos agarren confesados” frente a tales avances, que del 1984 de la ficción orwelliana pasaron a darse en el 2025 de la angustiante realidad mexicana.


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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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