Sociedad

Darjeeling

Dicen que el mejor té del mundo es producido en Darjeeling. Darjeeling es una ciudad de la India ubicada en el estado de Bengala Occidental, en las faldas de la cadena montañosa de los Himalayas.

El té negro producido ahí tiene sabores específicos a partir de las formas de sembrarse y recolectarse según las distintas estaciones del año, la forma en que se desarrolle la temporada de lluvias, y los procesos de secado y oxidación de la hoja. Es considerado por los que saben el más exquisito de todos. Y los que saben de té son los ingleses que introdujeron su siembra y cosecha en esta parte del mundo a principios del siglo XIX. Un empleado de la Compañía Oriental de las Indias -entidad del gobierno británico- empezó está odisea. A la fecha no hay forma de que su sabor y calidad sea superado; de tal manera que el nombre de la localidad se ha identificado con el producto, tal y como ha sido el caso del champagne, el whisky y el tequila.

Darjeeling también es famoso por un tren de vapor que aún circula por las vías férreas que los ingleses introdujeron.

Un viaje a Darjeeling (Darjeeling Limited) es una película producida en el año 2007, donde actúan Owen Wilson, Adrien Brody, y Jason Schwartzman, dirigida por Wes Anderson. Yo supe de la existencia de dicha ciudad hindú cuando vi la película por esas fechas. En ella (según resume la Wikipedia) “tres hermanos estadounidenses - Francis Whitman (Owen Wilson), Peter Whitman (Adrien Brody) y Jack Whitman (Jason Schwartzman)- que han estado sin contacto durante un año, tras la muerte de su padre se reencuentran y se embarcan en un viaje en tren a través de la India con el fin de encontrarse a sí mismos y reconciliarse los unos con los otros, para volver a ser hermanos tal y como lo eran antes. Se van en la línea de ferrocarril Darjeeling Limited, sin embargo, su búsqueda espiritual cambia de sentido bruscamente cuando son expulsados del tren, abandonados en medio del desierto con once maletas, una impresora y una máquina laminadora. En ese momento comienza un nuevo e improvisado viaje que les alejará de su objetivo principal”.

Todo esto lo escribo porque viendo las acciones que ha desarrollado Donald Trump en los escasos días que lleva su nuevo periodo presidencial me han recordado el comercio del té por el imperio británico, y cómo al hacerlo con las trece colonias inglesas de América era una exclusividad monopólica del rey inglés, y por ende aplicaba impuestos y aranceles cuando se le venía en gana –es un decir- debido a la escasez de fondos en la tesorería real.

Esto llevó a que las trece colonias se independizaran del Reino Unido en 1776, debido –entre otras cosas- al malestar que las cargas tributarias causaron entre los colonos asentados en el nuevo continente.

Ahora Trump ha dicho que gravará con aranceles las importaciones de productos provenientes de Canadá y México. Esto, en represalia por los migrantes ilegales que llegan a su territorio de las fronteras colindantes con ambas naciones.

Y como vemos, migración y comercio van atados desde hace cientos de años, junto con un componente explosivo: las cargas tributarias. Pero los dos vecinos [al parecer no hermanos, como si eran en la película] han respondido con aplicar similar respuesta si la amenaza se concreta.

En resumen, parece que no aprendemos de la historia. Y tal como lo dijo el filósofo español, naturalizado estadounidense, George Santayana “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”; en esta etapa de nuestra historia común el presidente de los Estados Unidos olvida el pasado de su nación, y arremete contra sus vecinos [siempre atados al destino del mayor, por razones geográficas, económicas y políticas] y puede que termine dañando la frágil recuperación económica de la zona norteamericana, que después de la pandemia de COVID19 sufrió adversas consecuencias económicas, entre ellas una alta inflación.

Los países hermanos de América del Norte olvidan su destino en común y empiezan a pelear como en la película descrita arriba. En este momento histórico el egoísmo de uno aleja a los tres del objetivo principal: el crecimiento económico sostenido y el desarrollo social compartido que lleve a las tres naciones a nuevos y mejores niveles de vida para sus habitantes. Quienes sufriremos las consecuencias somos los ciudadanos de a pie. Los magnates y ricos en los tres países, como siempre, nomás la verán por “un ladito”. ¿Darjeeling renovado?


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José Luis Castellanos González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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