Como parte del proyecto integral para resolver la movilidad en López Mateos Sur -y, de paso, la de buena parte de la ciudad-, me gustaría pensar una Línea 5 de tren ligero, en la ruta López Mateos Sur-Zapopan, llegando tan “al sur” como se requiera. Por el norte, podría terminar en Belenes, Tabachines o donde se vea conveniente. Alrededor de 25 kilómetros de longitud. Para un tren ligero o metro suena razonable.
Conectaría con la Línea 3 en Zapopan, con el peribús en dos puntos del Periférico, y, si la Línea 2 se extendiera, como se necesita, también con esta. En el tramo intraurbano debería ser subterránea. Las ventajas de esta alternativa son todas: calidad ambiental y urbana, competitividad económica para la ciudad, menores afectaciones por la obra, que se supeditan a las estaciones, etc. Pasando el Periférico, en sur y norte, podría emerger en tramos elevados en donde se considere pertinente. Evidentemente,tendría que ser una inversión sexenal, con un fuerte componente federal; igual que la L3.
Para que les fuera útil a los condominios y cotos del sur, se requerirían una serie de sistemas de transporte locales, públicos o privados. Habría que analizar si, en algunas zonas, los mototaxis, con una organización impecable, en caso de que fuera posible lograrla, puedan ser una opción.
En un plazo mayor, evaluaría el tram que propuse en parte de esta misma ruta, porque lo veo aún más complejo que el tren, aunque sea mucho menos costoso. Sería para quienes quieran -y puedan- viajar con mayor parsimonia y tiempo; quisiera ser uno de ellos. Los que necesiten mayor velocidad, el tren.
Una “L5”, además de la infraestructura que se considere para los autos. Creo que no se puede seguir pensando en un coche para cada tapatío. Ya tenemos dos millones, ¿querríamos tres o cuatro? ¿Habrá algún sistema vial que soporte tal barbaridad? Lo dudo. Los que podamos, migremos al transporte público en esta ruta y en otras.
Me motiva pensar en las estaciones “La Minerva”, “Plaza del Sol”, “Las Fuentes” o “Santa Anita”. Guadalajara, y sus futuras generaciones, ganarían mucho. Y, después de todos los estropicios que hemos cometido, a lo mejor hasta nos lo agradecen.
José Javier Gómez Álvarez