En una ciudad, un grupo de personas se divertía con el “idiota” de la aldea. Un infeliz joven de poca inteligencia que vivía de pequeños trabajos y limosnas. Diario llamaban al idiota al bar donde se reunían y le ofrecían a escoger entre dos monedas: Una grande de $400 y otra pequeña de $2000. Él siempre escogía la grande -aunque menos valiosa- lo que era motivo de risas para todos.
Un día, uno de los miembros del grupo lo llamó y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda grande valía menos. Bien lo sé, respondió, no soy tan bobo. Vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba, y no voy a ganar más mi moneda.
Algunas conclusiones de esta historia: quien parece idiota no siempre lo es.
¿Cuáles eran los verdaderos idiotas de la historia? Si usted fuese ambicioso, ¿acabaría cortando su fuente de ingresos?
Una conclusión muy interesante es la percepción de que podemos estar bien aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que realmente somos. Autor anónimo.
Amigo lector: entendamos que todos somos diferentes. Que son muchos los que piensan que por su posición económica y/o social o por creer que tienen más conocimientos, tienen derecho a subestimar a otros, sin prever que quien comete errores no se quedara así para siempre, que al igual que ellos, en los momentos más difíciles, harán relucir sus mejores virtudes y sus más grandes cualidades.
Respetar a otros significa: tratarlos tal y como deseamos ser tratados. Consideremos lo mucho que impactamos a otros con nuestras palabras, y aún más, con nuestras conductas.
¿Por qué subestimamos y despreciamos a otros?, ¿Por qué no los valoramos y les concedemos su legítimo lugar? Rectifiquemos, porque tan injusto es despreciar como ser menospreciados. Aceptemos que en la vida siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que nosotros. Demos un paso a la generosidad, a la solidaridad y al respeto. No subestimemos a nadie, que al final, si las apariencias engañan, la vida se encargará de poner a cada quien en el justo lugar que le corresponde. Usted, ¿qué opina? _
