Opinión
Jorge Medina Viedas
Jorge Medina Viedas
  • “El cerebro de mi hermano”

    No es fácil decir como Flaubert: “Uno no tiene que estar a la altura de su destino, es decir, impasible como él”. No, no es tan fácil. Muchos se creen invencibles ante el destino final. Los he oído
  • Colosio: el fuego encendido

    PRIMEROEl historiador y cronista Alfonso Taracena describió en una de sus columnas cotidianas en El Universal, a mediados de los años cincuenta, que en una tertulia
  • Fiesta y holganza

    Ninguna tarea social es más difícil que la educación. Lo es para el Estado, para los padres de familia, para los profesionales del magisterio.En un entorno donde dominan el mercado, el consu
  • Cárdenas en el Zócalo, Peña Nieto en La Habana

    ¿El cardenismo está de regreso? No necesariamente, pero eso no es lo que importa. Vimos, sí, una seria y fuerte demostración de músculo de la oposición que busca revertir la reforma energética, al
  • El futuro de la izquierda

    El pensamiento de izquierda es mucho más amplio y manifiesto en la ideología de los mexicanos que la capacidad de las organizaciones para representarlo y hacerlo efectivo en la vida pública.
  • Apuesta y escenarios

    En Michoacán no hay una guerra civil ni la conflictividad alcanza los niveles de terror que se vivieron en Colombia durante varias décadas.Pero ha quedado asentado que en México no estamos l
  • Las reformas y la ética

    En algún sentido, se puede decir que 2014 es un nuevo comienzo para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Durante 2013, el gobierno hizo su trabajo en el Poder Legislativo y con los partidos.Ca
  • Días y noches de Culiacán

    Durante 2013, en Sinaloa mataron y robaron menos. Sin embargo, se cometieron 32 mil 937 delitos, mil 190.02 por cada 100 mil habitantes. Unas cifras, desde donde se les vea, escalofriantes. Cifras
  • Veinte años después

    En la plenitud de su fuerza, cuando el delirio de grandeza se encuentra en su punto más alto, cada generación, en el logro de sus propósitos, se olvida de la cautela. La generación de Carlos Salina