Cultura

Sesenta y Uno

Jorge F. Hernández
Jorge F. Hernández

Hoy llego a la edad que tenía mi abuelo Pedro Félix cuando yo nací. Misma cifra que cumplía mi padre cuando vino a Madrid para entregarme un premio de historiador y encaminarme en el doctorado de la Complutense. Es la edad a la que no alcanzó a llegar mi adorado Eliseo Alberto, por ende la cifra que comparto con mi jimagua Fefé. Es el mítico número que llevaba a las espaldas de su pijama a rayas Roger Maris, legendario bateador de los Yankees de New York que lanzó 61 pelotazos de jonrón a la estratósfera justo en el año de 1961, doce meses antes de mi nacimiento.

Uno de los muchos que fueron Fernando Pessoa escribió que “el corazón, si pudiera pensar, se pararía”, pero pensándolo bien me permito contradecir (por amor a Ofelia) al poeta plural. Mi corazón se ha detenido en dos ocasiones y casi tres no por pensar, sino por obviar la vida misma. Las peores cornadas se las pega uno mismo y aunque culpe a los amores contrariados, yo mismo con humo y grasa he trompicado los latidos ya debilitados con los que llego a los sesentaiún años, que prefiero escribir hoy como Sesenta y Uno que ha de resucitar de sí mismo y estar a la altura de más de sesenta afectos entrañables, escritores de inmensa altura, poetas infinitos, esa mujer incondicional, mi propia madre, mis hijos galácticos, mis amigos fieles e imbatibles, mis maestros eternos, sesentaiún mil o más lectores infalibles…

Sesenta y Uno que intenta hilar en esta páginas las líneas que logren expresar la inmensa gratitud que le tengo a por lo menos 61 libros, 61 poemas en varias lenguas, 61 kilómetros en tren de silencios y lluvia. Uno que quiere sumar otros sesentaiún segundos cada nuevo minuto para acumular en horas otro día de sobriedad, Sólo por Hoy con el que Uno puede vencer al demonio del alcohol y ahora también al nocivo veneno viejo de la nicotina en humo. 

Me propongo amanecer mañana con el corazón puesto en vivir mejor y más sanamente los días que se me concedan para intentar llegar al 62, porque le debo una novela a 62 alumnos de una escuela que ya no existe, 62 o quiénsabecuántos cuentos y cuentínimos que duermen en libretas, otras 62 columnas que me sostienen en periódicos a contrapelo de tanta mala noticia y la lectura de mucho más de 62 libros… sin mencionar la impagable deuda de gratitud que contraigo a diario con tanta gente buena que me abraza.


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Jorge F. Hernández
  • Jorge F. Hernández
  • Escritor, académico e historiador, ganó el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por Noche de ronda, y quedó finalista del Premio Alfaguara de Novela con La emperatriz de Lavapiés. Es autor también de Réquiem para un ángel, Un montón de piedras, Un bosque flotante y Cochabamba. Publica los jueves cada 15 días su columna Agua de azar.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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