Cultura

La felicidad como resistencia

“Preciso es no llamar feliz a ninguno de los mortales, hasta que veas cómo llega abajo tras pasar su último día”. Esta advertencia la lanza Andrómaca, en la tragedia que le dedica Eurípides, para los ingenuos habitantes del siglo XXI que, engatusados por el gurú de turno, buscan la felicidad en una migaja de tiempo. 

Hay que ser feliz aquí y ahora, diría este hipotético gurú, con sobrada razón, pero perdiendo de vista la advertencia de Andrómaca que nos invita a mirar el asunto con perspectiva, a orientarnos hacia el fondo, rumbo a una felicidad sostenida en el tiempo y, desde luego, alejada de la inmediatez que impone a todo este milenio; incluso cuando se trata de ser feliz. 

No proclamar a nadie feliz hasta que llegue su último día, esta es la idea de Eurípides, en boca de Andrómaca. Pero lo mismo nos dicen, por ejemplo, Aristóteles, en Ética a Nicómaco, o Herodoto, en su Historia: el sabio ateniense Solón le dice a Creso, el rey de Lidia: “No llames feliz a nadie hasta que haya muerto”. En Edipo rey, de Sófocles, dice el Coro final: “No llaméis feliz a ningún mortal hasta que haya cruzado el límite de la vida sin haber sufrido dolor”. Esquilo redondea la idea en su tragedia Agamenón, donde dice el Coro: “Sólo al final, al último día, podemos ver si la dicha de un hombre fue verdadera”.  

Andrómaca sabía de lo que hablaba, era la esposa de Héctor, el príncipe de Troya, estaba llamada a ser la reina y tenía un hijo que algún día sería el rey pero, como saben los lectores de Homero, Troya perdió la guerra, a Héctor lo mató Aquiles y Andrómaca acabó sus días como esclava sexual de Neoptólemo, el hijo, por cierto, de Aquiles. 

La felicidad puede torcerse en cualquier momento, excepto la que llega en el último suspiro; esta es la idea general de la sentencia de Andrómaca, que deriva, me parece, en esta otra: esa felicidad última es, normalmente, para los que se han esforzado en cultivarla a lo largo de la vida; pues lo más fácil es dejarse arrastrar por la amargura y el resentimiento. Ser feliz aquí y ahora es importante, pero lo es más mantenerse así: resistir siendo feliz.


Andrómaca supo lo que es ser infeliz. ESPECIAL
Andrómaca supo lo que es ser infeliz. ESPECIAL

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Jordi Soler
  • Jordi Soler
  • Es escritor y poeta mexicano (16 de diciembre de 1963), fue productor y locutor de radio a finales del siglo XX; Vive en la ciudad de Barcelona desde 2003. Es autor de libros como Los rojos de ultramar, Usos rudimentarios de la selva y Los hijos del volcán. Publica los lunes su columna Melancolía de la Resistencia.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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