¿Quién soy yo para decir que si los Astros se llevan la Serie Mundial quedarán reivindicados tras el escándalo del robo de señales? Eso se lo dejo a los apasionados aficionados a la pelota, sin embargo, el mote de villanos nadie se los quita.
En el camino hay números que no se pueden negar. La novena de Houston disputa su tercer Clásico de Otoño en cinco temporadas, con la conquista de 2017 ante los Dodgers y la derrota en siete juegos de 2019 ante Washington. En esos cinco años en postemporada tienen marca de 15-13 de visitantes, las victorias más memorables siendo quizá las tres consecutivas en el parque de los Nationals. Es un equipo difícil de intimidar, aunque la ventaja de casa no ha sido parámetro en los últimos ocho años en la Serie Mundial. Estadísticas quizá superficiales, pero que importan.
Los Bravos en cambio no solo regresan a una Serie Mundial tras 22 años, sino que lo hicieron tras toda adversidad. “Todo lo que nos pudo pasar en el camino, lo enfrentamos” comentó el primera base y cara de la franquicia, Freddie Freeman, en la previa. En lo personal voy con los Bravos por distintos motivos.
De entrada, tan solo 88 victorias les fueron suficientes para dejar después en el camino a los Brewers y a los campeones Dodgers. Por otro lado, cualquier aficionado al deporte en Atlanta sin duda es el que más ha sufrido lo que va del siglo XXI. Sin contar el premio de consolación que representa para la cultura deportiva gringa un título de la MLS, conseguido en 2018 por el Atlanta United, ni su franquicia de NBA, WNBA o NFL ha ganado un campeonato en su existencia. La NHL se fue de la ciudad en 2011. Después tenemos el curioso caso de la máquina de helado. Así como lo leen. Es entretenido pensar que este artefacto que les llevaron al clubhouse pueda ser responsable de la magia que comenzó a gestarse a mediados de junio cuando no eran ni candidatos a los playoffs. Con 162 juegos en la temporada, por supuesto que los jugadores tienen que buscar pequeños placeres que los ayuden a romper la monotonía, pero esta idea surgió, como narra un artículo del NY Times, del clubhouse de los Red Sox. Requirió por supuesto la aprobación del general manager Alex Anthopoulos, pero sea lo que haya sido, los Bravos comenzaron a ganar consecutivamente. Freeman bromeó sobre la relación del ascenso con la máquina de helado y llegó el 30 de septiembre el cuarto título divisional consecutivo de la franquicia, superando incluso lesiones de estrellas y la baja del jardinero Marcell Ozuna por violencia doméstica.
Este viernes los Bravos buscan su primeria victoria en casa en una Serie Mundial desde que consiguieron su último campeonato de tres en 1995, eso fue tres estadios atrás. La MLB les quitó el All-Star Game este año en protesta a una criticada ley de votación en Georgia, por lo que la afición está necesitada de atención y hará sentir la localía.
Jimena Rodríguez