Este fin de semana, durante un acto de campaña de Andrés Manuel López Obrador en Minatitlán, Beatriz Gutiérrez Müller leyó un discurso en el que demuestra de qué se trata concebir el poder “de manera distinta”. Con una argumentación impecable, propuso eliminar la figura de “Primera Dama” en pro de lograr un discurso menos clasista y más incluyente. Voy con mis rábanos:
Una propuesta reciente
que involucra a la mujer
habla de ver el poder
de forma más incluyente.
Un discurso inteligente
que nuestra atención reclama:
transformar el panorama
es lo que busca Beatriz
pidiendo que en el país
ya no haya “Primera Dama”.
Jubilar ese arcaísmo
de una manera rotunda,
hablar de alguien “de segunda”
es un signo de clasismo.
Erradicar el machismo
del argot del presidente:
porque el cambio tan urgente
que aquí en México anhelamos
llegará sólo si hablamos
de manera diferente.
Con justicia ha subrayado
que en México a las mujeres
desde hace muchos ayeres
les ha fallado el Estado.
Que es importante el pasado
para entender el presente
y que así es, precisamente,
como el futuro se labra:
cultivando la palabra
el cambio será inminente.
Son una necesidad
“la historia y la poesía”
pues ser mujer hoy en día
no es cosa de vanidad.
Ejercer la libertad
comienza por el lenguaje
más que falda y maquillaje
las mujeres de aquí son
espíritu, corazón
iniciativa y coraje.
Nada de que “atrás de un
hombre
siempre hay una gran mujer”
es necesario entender
-aunque a algunos les asombre-
que no debe usarse el nombre
aquel de “Primera Dama”
que esto es más que una
proclama
contra una vieja costumbre:
faltaba una luz que alumbre
y Beatriz prendió la llama.