Hoy terminarán las campañas electorales y se abrirá un demagógico e injustificado período de “reflexión”, como si se requiriera de mucho esfuerzo y tiempo para analizar una amplia gama de propuestas bien fundamentadas para decidir el sufragio a emitir el próximo domingo. Los organismos electorales deberían poner a disposición de los ciudadanos las propuestas de los candidatos, debidamente contrastadas.
Según la organización ciudadana Buró Parlamentario, durante la campaña para diputados federales se generaron nueve mil 567 propuestas. De estas, dos mil 431 (25%) fueron repetidas o copiadas y pegadas. Y, de tres mil 479 candidatos propietarios registrados, dos mil 727 (78%) realizaron tan solo tres propuestas; 479 (14%), dos; 22 (1%), una; y 251 (7%), no realizó ¡ninguna! Y lo que es peor, el 86% eran abstractas (como “por un trabajo bien remunerado”, “educación para todos”, etc.); el 6% no correspondían a las atribuciones de un legislador federal, y tan solo el 6% sí lo eran.
Datos del INE arrojan que el 57.5% de los candidatos federales tiene estudios de licenciatura (con la agravante de que muchos de los licenciados de hoy saben menos que los bachilleres de hace 20 años); 15.2% de educación media superior; y el 11.7 % maestría. Son más los que tienen secundaria (3.3%) que un doctorado (2.38%), y más los que tienen preparatoria (15.2%) que estudios de posgrado (13.6%). Si a esta preparación corresponden esas propuestas, imagínese usted cómo harán o aprobarán las leyes los futuros legisladores.
Si este análisis se hiciera a nivel local, seguramente los resultados serían similares, y si no hasta peores. Por cierto, ¿Alguno propuso exigir cierto nivel de estudios a los candidatos a legisladores; o algo para evitar la violencia política y asesinatos de ellos mismos como candidatos?
Nuestra democracia se ha demeritado. Es necesario pasar de la Kakistocracia (gobierno de los peores) a la democracia (gobierno de los mejores). Ojalá en la próxima reforma electoral se haga algo para evitar destinar tanto dinero a candidatos y propuestas chafas.
Pero, como en nuestro país no existe el voto en blanco, lo mejor es acudir a votar y elegir de entre esos candidatos los menos malos, para evitar que otros ineptos y corruptos sigan haciendo de las suyas.
Javier Hurtado