Tanto la Comisión para la Verdad y Acceso a la Justicia para el Caso Ayotzinapa (Cvajca), como sus conclusiones dadas a conocer recientemente, pueden ser cuestionadas: 1.- El fundamento Constitucional del Decreto que la crea es endeble (DOF 04/12/2018), y sus funciones se han tornado anticonstitucionales, al estar ejerciendo las atribuciones que para “la investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público”; y al estar la FGR utilizando sus conclusiones para presentar ante el juez imputaciones.
En otros países estas comisiones son independientes orgánica y presupuestalmente de los Ejecutivos, integradas por representantes sociales, y los resultados de sus investigaciones no pueden ser usadas para fincar responsabilidades. Acá, la CVAJCA no es social ni independiente, sino intergubernamental (participan en ella tres secretarías y la preside Gobernación) y parece más bien formada para crear una nueva “verdad”, “chivos expiatorios” y como venganza política.
2.-Calificar dichos acontecimientos como un “crimen de Estado”, es verdad de Perogrullo. Lo de Colosio sí fue crimen de Estado realizado por el Estado. Este fue un crimen de Estado orquestado por personas ajenas al Estado. El presidente López Obrador tácitamente lo reconoce al afirmar que las autoridades que no habían participado en los hechos de ese día, se pusieron de acuerdo con los que habían participado para la fabricación de la llamada ‘verdad histórica’”. Aceptando que así hubiera sido ¿para qué se inventó la “verdad histórica”.
Lo grave es que importantes funcionarios, que supuestamente participaron en esa reunión, han negado tajantemente que eso haya existido. Es decir, la “verdad” de esta Comisión se está cayendo a pedazos; y lo peor es que con base a esas conclusiones a una persona ae le aplique la cuestionada prisión preventiva, acusándolo de ser autor intelectual de algo que todo parece indicar nunca existió.
La “verdad histórica”, y esta que podríamos denominar como “verdad de Perogrullo” nos sigue dejando donde mismo: ¿cuáles fueron las verdaderas razones de que se cometiera ese crimen horrendo (que por supuesto fue de Estado)?; ¿quién lo ordenó y qué fin se perseguía con ello? ¿A poco narcos de pueblo fraguaron todo para crear un problema de esa magnitud?
El Estado mexicano nunca va a decir la verdad real sobre eso (sí es que la conoce) porque sería tanto como negar su existencia, o dañar seriamente la gobernabilidad.
Javier Hurtado