La importancia financiera de la “industria del futbol” no es menor. Según la Federación Mexicana de Futbol, en 2021 la Liga MX tuvo un valor de mil 900 millones de dólares. A eso agréguese la utilización de los Clubes para la evasión fiscal, lavar dinero y tener vínculos con el narcotráfico (en 2004 el Querétaro y el Irapuato fueron desafiliados por recibir dinero de el Chapo Guzmán y utilizar los clubes para mover droga), así como tejer redes de corrupción y prostitución. El actual dueño de los Gallos Blancos es conocido como el líder del “Cártel del Gol”, cuyo club está valuado en 548 millones de pesos.
Mientras en otros países, diversos medios dieron cuenta de hasta 30 muertos por los acontecimientos del sábado pasado-como el diario El Napolista de Italia-, en México las autoridades aseguran que no hubo fallecidos, cuando en videos se ven cuerpos inertes y existen declaraciones de quienes dicen que un familiar suyo murió, y otras hasta dan nombres de seis desaparecidos.
Las autoridades del estado de Querétaro no solo deben ir sobre los autores materiales, sino que también sobre los intelectuales. ¿Por qué la persona que abrió la puerta a la turba no ha declarado, para decir quién le ordenó hacerlo? La respuesta es la complicidad poder público-industria del futbol, y los millones de dólares en juego si México perdiera la sede del Mundial de Futbol de 2026.
El poder de esa “industria” es enorme. No es exageración decir que la FIFA es más poderosa que la ONU, y que en México existe el fuero del futbol: en los estadios no rige la ley, y en algunos no entra la policía; a los clubes se les juzga con sus reglamentos, no con las leyes; y, ellos son juez y parte, ya que son los mismos dueños de los clubes los que resuelven aplicarse sanciones de risa, como ocurrió ayer.
La Ley General de Cultura Física y el Deporte señala que es la CONADE la autoridad facultada para aplicar sanciones por violencia en eventos deportivos. Sin embargo, esta instancia gubernamental nunca dijo nada, y ayer fue ignorada.
No puede ser que en pleno siglo XXI exista impunidad en el futbol mexicano, y los estadios y clubes estén al margen de la ley.
Javier Hurtado