Política

Hablemos de coaliciones

En el sistema político mexicano, hemos pasado de las coaliciones electorales con partidos “paleros” (como las del PRI con los otrora PARM y PPS); a las coaliciones anti sistema para derribar al partido mayoritario (como la del PAN- PVEM contra el PRI en el año 2000, o las del PRI-PVEM contra el PAN en 2006 y 2012; a las oportunistas como la del PVEM ahora con Morena y la de el PAN con el PRI y el PRD, en contra de Morena. Lo que resulta inconcebible es hacer una coalición contra un partido, y al mismo tiempo postular por la coalición a los renegados de ese partido.

En nuestra incipiente cultura de las coaliciones se han confundido coaliciones electorales con coaliciones gubernamentales (gobiernos de coalición que desde 2014 existen en nuestra Constitución); y estas con las legislativas y las políticas o coyunturales. Peor aún: las disposiciones legislativas actualmente en vigor poco ayudan a distinguirlas y a hacerlas útiles a la democracia, y no solo a los intereses de los partidos que las pactan.

Hoy en día las llamadas coaliciones electorales más bien son candidaturas comunes: los partidos compiten en las boletas electorales con emblemas propios y en recuadros separados, sumándose los votos en favor de los candidatos postulados por más de un partido.

La Ley General de Partidos Políticos establece en su Artículo 87 que la coalición electoral pactada concluye “automáticamente”, hecha la declaración de validez de la elección de que se trate, señalando de manera imperfecta que “los senadores o diputados quedarán comprendidos en el partido político o grupo parlamentario que se haya señalado en el convenio de coalición”, sin que exista sanción alguna para el candidato o partido que lo incumpla.

Por eso, cuando algunos partidos juran que nunca se aliarán electoralmente con otras organizaciones políticas, eso es verborrea pura, ya que lo que importa no es ir juntos y al mismo tiempo separados en la boleta electoral, sino cómo votarán ya como legisladores los candidatos así electos, creando así las coaliciones legislativas, que son las que en realidad cuentan y paradójicamente se realizan a espaldas de los ciudadanos.

Las actuales coaliciones electorales y la permisividad del “chaqueteo” legislativo, no generan beneficio alguno para los ciudadanos y favorecen la existencia de democracias irresponsable. 

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Javier Hurtado
  • Javier Hurtado
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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