Lo bueno del nada extraño retorno de Ernesto Zedillo Ponce de Lión, es que nos vino a refrescar la memoria sobre sus andanzas derechuecas durante su presidencia. Digo, hay varias generaciones que no han tenido oportunidad de rendirle culto y que a través de sus fantasías animadas de ayer y hoy en Letras Libres se pueden enterar que bajo su reinado la pobreza era un mito genial (Pedro Aspe dixit), y el Fobaproa una fábrica de alegrías.
Zedillo es vístima del linchamiento y de falsas narrativas de corrupción, abusos económicos, donde dicen que convirtió en deuda pública las deudas privadas en favor de un montón de juniors tóxicos. Mi Neto era neto y no un villano neoliberal y merece ser adorado como el dios de las UDIS que es.
Que no los engañen con los cuentos macabros de Acteal y Aguas Blancas, ni con la venta de garaje de los ferrocarriles, o con la censura periodística que solo alcanzaba a quienes no veían en Zedillo una bendición del PRI.
La aparición de estos audios de César Gutiérrez Priego donde la esposa de Zedillo, Nilda Patricia Velasco, supuestamente mantiene unos diálogos nada sospechosistas con malandrines del cártel de Colima (ella deber ser tan inocente como García Luna, off cours), son una muestra fehaciente de que hay una campaña en contra de un patriota que con justa razón llora a moco tendido por su merecida pensión que de manera grosera le quitaron (lo bueno es que tiene más pensiones que Amparito Casar). Solo un estadista impediría que los empresaurios pagaran por una deuda que claramente tenía que encajársele a los mexicanos que no saben valorar las bondades neoliberales. Es increíble que todavía existan chairos que ataquen a Zedillo por el manejo de una crisis donde se perdieron empleos, propiedades y hasta la dignidad. ¡Paren de sufrir!
Celebremos que Zedillo vino a acusar a la presidenta Sheinbaum de haber secuestrado la democracia, la verdadera democracia prianista donde siempre gana, como debe de ser, la oligarquía whitexicanista clasista que no paga impuestos.
Malaya aquellos que injurian a uno de los grandes representantes del echaleganismo y de la meritocrática lógica -para nada falaz- donde “el pobre es pobre porque quiere”.
Lo que no se entiende es, si Zedillo fue el héroe del muy salinista Horror de diciembre, por qué las elecciones las ganaron Vicente Vox y el PAN. Al rato van a decir que tiene más departamentitos de interés social en la Torre Mítikah que el cardenal Norberto Rivera Carrera. Chale.
