Es lo que se deben estar preguntando quienes lo buscan desde que, en una Alerta Amber, se supo que anda más extraviado que el Waze de quienes desde sus desvencijadas columnas de folclórico y reguetonero gusto afirmaron que Arturo Herrera dejaba Hacienda para irse a alguna oscura institución financiera gringa. Ya están como mi licenciado Peña cuando confundió a Carlos Fuentes con Krauze, haciendo enojar al autor de Aura; si lo hubieran confundido con Yordi Rosado, no se habría sentido tan ofendido.
Si tanto les importa, podrían buscar a don Luigi en su caserón de Malinalco; aunque es tan grande, que en un operativo de la FGR, Interpol y la KGB juntas, se tardarían varias semanas en encontrar el búnker desde el que checaba –dicen, no me consta— los tejemanejes de la Estafa maestra, la Operación Zafiro y hasta la Operación Berlín en su afán de controlar el mundo. Ahora, también se le podría poner un cebo, dejando caer por ahí unas maletonas de Odebrecht, y les apuesto que el ex canciller se les materializa en chinga.
Dado su conocimiento de las triquiñuelas de cuello blanco, Videgaray podría asesorar a Sí por México, dictando algún tipo de curso propedéutico a Equis González (el Keith Raniere de la oposición) y los miembros de su cofradía para armar empresas fantasma, deducciones y apuntalar el outsourcing, esa felicidad empresarial que da derecho a la explotación porfirista very nice. Nunca está de más un curso de actualización.
Y si de plano no dan con el ex canciller y el amigou consentido del yerno consentido de Trum, se le podría buscar en las casitas de campaña volátiles de Frenaaa que a nadie le importan. Incluso es muy probable que comparta espacio con mi licenciado Peña, más ahora que se le acusa de traición a la patria, a él, que afirmó que no se levantaba todos los días a ver cómo chingaba a México.
Incluso en una de esas, a estos dos próceres podrían ser protegidos como perseguidos políticos por Alfacho Alfaro, ese góber que se le ve muy muino porque no le tocaron los tiempos idílicos de los moches prianistas, mismos que ahora tienen en la mira de la FGR a Cordero, Anaya, Penchyna, Vega Casillas y Jorge Luis Lavalle. A ver si luego no salen en la nómina de amigos maiceados de César Duarte.
¡Ooops, they did it again!, diría la Britney
Cuentan que lo de Videgaray perseguido fue una volada, pues todo indica que sigue dando clases de “Atraco en despoblado” en el MIT.
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