México es un país muy especial. Por eso ya no se sabe a quién estaban buscando con más ahínco, si al ya legendario Javidú Duarte que traía locos a los veracruzanos porque no sabían si también se había llevado el puente vacacional, o al ya también famoso vendedor de empanadas de Kafkapulco, el gran Paco, al que ya querían convertir en CEO de Telmex habida cuenta de sus habilidades de vendedor de tan exquisitos productos de la gastronomía nacional.
Curiosamente, fue más fácil encontrar el domicilio de este chico que es capaz de ofrecer empanadas en 10 idiomas y sin decir “estructureichion”, que al respetable señorito Duarte que se le fue al gobierno federal sin pagar la cuenta.
Conociendo la naturaleza de este muchacho tan loco, seguramente andaba disfrazado del Checo Pérez en los pits del Autódromo Hermanos Rodríguez, volándose unas molduras y unos rines de los poderosos Fórmula 1. Yo creí verlo en el Desfile de Muertos en el Zócalo, haciendo su propia instalación de las narcofosas veracruzanas, pero en versión de Spectre, sintiéndose el James Bond del zazazá yakuzá yakuzá de la mesa que más aplauda.
Como quiera que sea, esperemos que a su gemelo diabólico, Chesarito Duarte, que también ha demostrado su capacidad para el año de Hidalgo que diera comienzo desde que se convirtió en góber y banquero al mismo tiempo, lo tengan a mejor resguardo.
No obstante que ya anunció como sus camaradas del club de satrapitas que no tienen llenadera, que no se iba a ir de México, bien valdría la pena ponerle una férrea marcación personal, como si fuera el Messi del asalto en despoblado.
Casi tanto como el aumento de las tarifas eléctricas que según la CFE no iban a ocurrir jamás, gracias a los magníficos e indiscutibles logros de las reformas estructurales del licenciado Peña.
Digo, se vería un poco mal que a la hora buena se les echara a correr con rumbo desconocido. Por lo menos pónganle un dron a este cabrón.
Sobre todo ahora que el PRIcámbrico temprano que destinadamente preside Ochoa Reza, analiza si expulsa al Gollum de Morelia, Fausto Vallejo. Al rato se irán sobre López Mateos y Díaz Ordaz, pero de Charly Salinas, al que iban a expulsar desde hace 20 años, mejor ni hablamos.
Aunque Fidel Herrera podría ser, ahí como cosa suya. Lo matarían del coraje, claro.
México es tan curioso que Paco, el vendedor de empanadas, no quiso nada de Elías Ayub después de haber demostrado que podía ganar Shark tank. El quería ser su propio jefe de gobierno.
Como está la patria, yo pondría un negocio de venta de terrenos en el Mictlán.
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