En uno más de sus ejercicios de sensatez y sentido común, Donald Trump anuncia que quiere ser papa. Una noble aspiración porque seguramente le seducen no tanto las máximas de la Iglesia católica y las palabras de Jesucristo (al que debe considerar un comunista tremendamente woke), sino los ritos, los ricos ropajes, el gran escenario del Vaticano y la posibilidad de poner su imagen anaranjada tocando la mano de Dios en la Capilla Sixtina.
Seguramente aspira a tener su propio transporte que combine a La Bestia y al papamóvil, así como convertir a la cristiandad al trumpismo radical. Si acabó en unos pocos meses con el poderío de 200 años de la Gran Disneylandia, la pregunta es ¿cuánto tiempo le tomaría a mi Donald acabar con una institución que lleva dos mil años, hasta convertirla en una secta satánica?
El tema es que Trump es muy ambicioso, y debe soñar no solo con ser papa (seguro le anima la idea de superar a los Borgia, Juan Pablo II y el padrote Maciel), sino también emular las glorias de Mussolini y hasta ser como Ernesto Zedillo Ponce de Lión. Digo, no sé si sería un gran papa, pero tengo la certeza jurídica de que podría ser un notabilísimo Zedillo y superarlo en materia de Fobaproas, horrores de diciembre, Aguas Blancas, imposiciones en la Suprema Corte y hacer ventas de garaje con todos los activos gubernamentales, sin culpas ni empatía.
Esperen… ¡Todo eso ya lo ha venido haciendo don Trump con una pequeña ayuda de Elon Musk! Y hasta le quiso dar en la torre a Harvard de la misma manera en que Zedillo quiso privatizar la UNAM. Ante la escandalosa crisis que se vive en Estados Unidos, se diría que Donald Trump ¡es un mejor Neto Zedillo que Neto Zedillo, el Pípila del neoliberalismo irracional!
Bueno, con todo la estrechez de corazón y de sinapsis que caracteriza al señor Trump, no tendría la cachaza de Zedillo de defender de manera tan básica, primitiva, krauzista y xochilista las tiburonescas y rapaces políticas aplicadas en su gobierno. Más aún cuando se le podría aparecer el máster de másteres Pablo Gómez, señalando que el Fobaproa de don Neto torció las reglas para operar 80 mil mdp, además de manipular “100 mil mdd regalados por Zedillo a los ricos”.
Digo, Trump habría hecho lo mismo, pero con más estilo y recato.
A Zedillo, que afirma que en su mandato los mexicanos vivían en jauja (qué dirán los miles que perdieron empleos, hogares y que todavía tienen deudas en UDIS), solo le falta decir que la matanza de Acteal fue un simple bullying.