Algo me dice que Murillo Karam tenía que haber permanecido calladito en algún lugar donde se viera más bonito, antes que salir a defender su veldá histórica de manera menos histriónica y, por supuesto, todavía menos histérica.
No era el momento de reforzar el discurso oficial del "Ya chole con sus quejas". Y no porque no sea cierto que ya estamos hartos del sospechosismo y la insidia, pero hay momentos en que debe prevalecer la prudencia.
Ahí está el nuevo fiscal de Guerrero, Javier Olea, cuyo nombramiento no pudo ser más prudente al ser defensor de los Salinas y otras lindas personitas; lástima que al asumir el cargo anunciara: "Me saqué la rifa del tigre", cuando en realidad ese premio se lo habían sacado desde antes los Pumas. Esos felinos tienen que sacar virilidad y pundonor por la humillación sufrida en Monterrey, y taparle la boca al Tuca Ferreti, que se la pasó risa y risa.
Como quiera que sea, y Reagan lo que Reagan los demás, el ex procurador se ha ganado un lugar muy especial en la historia del México contemporáneo al construir con pura filigrana detectivesca el caso de la PGR en lo que a los 43 estudiantes de Ayotzinapa se refiere. Tan así que se sabe de buena fuente que a Scotlad Yard, el FBI y la KGB les dio chorrillo de la envidia.
Lamentablemente, entre sus críticos no solo está el círculo rojo, los progres y los adictos al lucha-lucha-lucha-no-dejes-de-luchar, sino ahora también el Consejo Cordinador Empresarial, que no suele apoyar causas sociales ni populistas, y que a través de su presidente Gutiérrez Candiani, señaló que no ha habido una respuesta clara y contundente del tema Iguala y que se solidariza con los padres. Ash, cualquiera diría que la IP descubrió que tiene sentimientos; se quejan del aumento de dos pesos al salario mínimo y ahora se comportan como expertos independientes de la CIDH. ¡Qué va a decir el licenciado Peña!
Todo está tan enrarecido que hasta en la Cumbre de París las potencias decidieron luchar contra el cambio climático aportando para la causa 100 mil millones de dólares. Debe ser culpa de Mark Zuckerberg, que por la paternidad anda muy sentimental y donó 99 por ciento de sus acciones de Facebook.
Nada más por joder a sus críticos crinolinos, Murillo Karam tendría que dar madruguete salir a apoyar para que los empresarios vean lo que se siente.
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