Ya viéndolo fríamente, hay mucho melodrama reguetonero alrededor del nombramiento del priista Adrián Rubalcava al frente del Metro de la Ciudad de México. O sea, fue pareja de Sandra Baticuevas y hasta se exhibió bailando perreo con ella en un acto público, lo cual habla de su temeridad y poco respeto por su reputación, solo por eso merecería algo de conmiseración que, tristemente, no ha llegado.
En ese sentido no se sabe quién ha recibido más críticas, memes, pitorreos y cuestionamientos, si Neto Zedillo que recibió la estocada final con el apoyo de Alititito Moreno, o el señor Rubalcava que desde el morenismo e izquierdismo ha sido vapuleado bien y bonito.
Chale, nomás no le perdonan su orígenes en el PRIcámbrico temprano, su operación en toda clase de actividades anti-AMLO (a mi no me consta pero dicen que estuvo en el Palomar fabricando fake news contra López Obrador), acciones autoritarias siendo alcalde de Cuajimalpa (los resentidos creen que estaba más preocupado por los billetudos que por el pueblo llano), y un cúmulo de arrebatos y frivolidades que encajarían dentro de la serie de desviaciones que la presidenta Sheinbaum afirmó que no se deben permitir en Morena.
La pregunta es si en los cuadros de la cuatroté no había nadie que pudiera ir al Metro. ¿Es neta, qué no había de otra? Se puede alegar un cierto pragmatismo político (se afirma que sabe de seguridad), pero ante esto la gente se remite a casos como el de Kinky Téllez, Germy Martínez, Yunes, Sergio Mayer y un puñado de chapulinzotes que más estorban de lo que ayudan.
Antes de reclutarlo, hubieran sometido a Rubalcava a una terapia marxista-leninista, que se aprendiera de memoria “La internacional” (y que la cantara a voz en cuello), que soltara información para desenmascarar a sus bróders priistas y así. Y como no ocurrió, cundirá el sospechosismo.
Por supuesto, no faltará quien piense que con esta lógica podrían jalar a puestos claves a el dotor Mit, Xóchitl Gálvez, la Rabadán, Gurría o hasta el circo de Zedillín. ¡Cruz, cruz!
Acá lo interesante es que los morenistas, simpatizantes y progresistas manifiestan su desaprobación y prometen observar cada paso que dé Adrián en el Metro.
Está bien abrir la puerta, como dice Luisa María Alcalde, pero primero que los Rubalcavas pasen cursos propedéuticos de izquierdismo con pruebas muy bravas de fuego incluidas.
Donde quiera que esté, Sandra Baticuevas aprueba esta decisión. Alerta, Clara Brugada, no te vayan a traicionar.
