La verdad sí experimenté un cierto entusiasmo cuando supe que por quinta o sexta ocasión se conformaba un movimiento anti-AMLOVE con la esperanza de que pudiera fructificar y convertirse en un auténtico esfuerzo capaz de construir verdaderos contrapesos y no esas imitaciones baratas de contrapesos que nos ha presentado lo que viene siendo el menguado bloque opositor. Que esto recibiera el nombre de Frena (mejor le hubieran puesto Folclor Anticomunista Contra AMLO) no me iba a arrebatar la dicha inicua de ver que esto funcionara, aunque estuviera compuesto prácticamente con los mismos opositores rabiositos de siempre que, seguramente, esta vez no caerían en los mismos errores para no tener que brindar con extraños.
Tristemente no fue así, pues lo primero que se les ocurrió fue hacer una marcha en coches que parecía cualquier otra cosa: la fila para cuando abrieran Zara, nostalgia de los viernes de quincena o un homenaje a la combustión interna. Otros aprovecharon para ejercitar el deporte del momento de las fake news y meter imágenes de las largas filas en las gasolinerías de la batalla contra el huachicol y las hacían pasar como si fueran las protestas en Mérida. Siquiera le hubieran incluido cochinita.
Y ahí está el detalle: las noticias falsas ya no son lo que eran. Si abusas de ellas cae la calidad. Nada más el fin de semana vimos como Javier Lozano soltó un video editado a la malagueña de la entrevista de Epigmenio Ibarra con López Obrador, donde se supone que quería manipular a la prensa cuando en realidad habían editado una cita de Lucas Alamán (Javi desprestigia hasta a la infodemia); y luego un rotativo fue desmentido dos veces por publicaciones que parecían más bien inventos ideados por los productores de Guerra de chistes, algo que nunca sufrieron el Alarma!, Alerta! o el Órale!
Esto debe ser muy frustrante para quienes buscan derrocar a la cuarta transformeichon.
Digo, cómo vas a acabar con los complós del comunismo internacional que quieren sovietizar matrioshkamente a México, con estas cosas. Por lo menos la gasolina estaba barata para sacar tu cochezote y poner a temblar al dictador.
No puede ser que un hombre sacando el brazo de un camión de transporte público gritando: “¡Al país lo movemos los obreros, ridículos!”, haya tenido más impacto que lucha combativa automotora.
Pero cuando ves las guerrillas vía Zoom, pues sí te gana la risa.
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