Amí sí me pudo mucho el llanto de Lady X cuando –con el habla entrecortada— contaba con un acento que me recordó a Chachita en Nosotros los pobres y por eso me pudo más, que de niña no tuvo juguetes, que vendía gelatinas mientras su papá se declaraba orgulloso priista. Una cosa muy triste a la que solo le faltaba el viejo caballo de palo y el vientecillo de La Rosa de Guadalupe. Algo que, sin duda, hace palidecer el trauma cotidiano que viven los güeros de la patria como Santiago Creel y Kike De la Madrid, al ser pasados por la terrible guadaña del racismo al revés. No puede ser que la gente rubia, adinerada, oligárquica y poderosa sea sometida a estas terribles terapias del infierno.
La verdad, una injusticia por donde quiera que se le vea, pero no sé qué pudores asaltaron a mi Santi para luego declarar que había exagerado un poquito en su aseveración, cuando todos sabemos que en México los rubios de categoría padecen de los abusos de los prietos, caray.
Seguramente todas estas cosas y los ataques infundados contra la Claudio XXX Girl (o sea, qué daño hace recurrir a influencias políticas para impulsar a sus empresas donde, eso sí, seguro no se aplica la explotación del hombre por el hombre, pues deben ser casi trotskistas), la orillaron a actuar de manera arrebatada y recurrir al INE para impedir que AMLO siguiera hablando de ella. Craso error. Si algo ha impulsado su nada ambiciosa ni usurera idea de ser la señora presichenta, son precisamente sus apariciones en laMañanera, y si de pronto deja de ser mencionada en ese foro, su figura se desinflará todavía más de volada.
Como tiene de asesores a Markititito, Alititito y Zambranititito, no ha hecho lo que debió hacer desde endenantes: deshacersede Vicente Vox. No solo porque desprestigia cualquier causa, sino porque le está tirando su rollito progre-buena ondita. Ese enemigo implacable de la ortografía dijo que, ojalá su pupila acabe con los programas sociales, que ponga a trabajar a los huevones (¿y tú qué hora traes, mi Chente?) y “a trabajar, cabrones, como dice Xóchitl”.
Tiene que ser más Drescher y menos Dresser, que ya también se siente hija de Pedro Páramo.
Pero por lo pronto la lógica “llora y llora, mueve sus manitas, solo se contenta haciéndose la vístima” puede funcionar, mientras obliga a regañadientes a los de la Coparmex, el PRIANChu y la gente bonita de Santa Fake, Polanco y la Del Valle a convertirse en indigenistas con Photoshop.