Más triste que un torero al otro lado del telón de acero, está Markititito Cortés que siente mucho haberse visto condenado a perderle el asquito al PRIcámbrico tardío con el que tuvo que coaligarse para construir una derrota de época. Y lo mejor fue su carita triste y descompuesta, muy parecida a la de Kike Krauze cuando se quejaba de que ya no lo apapachaban como Salinas de Gortari, pobrecito. Una frustración tan grande que casi chilla, sobre todo cuando vio que a pesar de proteger al Cártel Inmobiliario del PAN y de medrar con notarías, ni yendo a bailar a Chalma podría aspirar a tener un domicilio palaciego como el de su contlapache, Alititito Moreno, el encargado de aplicarle la padroterapia intensiva al Revolucionario Ins.
Una propiedad derechueca que supera en sus arrebatos megalomaníacos de nuevo rico, a la Casa Blanca de mi licenciado Peña y la Gaviota. Tanto que ese monumento al delirio fifísáurico, tiene más botox en la mampostería que su propietario, el Fidel Velázquez refurbished.
Con razón Markititito lloraba y lloraba, casi tanto como la pensionada más milloneta del mundo, María Amparito Casar que, para sostener sus muy torcidos argumentos sobre la llamada “sobrerrepresentación” de Morena-PT-Verde en las Cámaras, hizo una elaboración patafísica que incluye los piolines de tu tía panista, lo que diga Massive Caller, las reflexiones tipo Sensacional de traileros de Pepe Toño Crespo, los delirios ultraderechosos de la Dereser, el olfato financiero de Loret y el espíritu científico de Alazraki.
Con esa lógica, un tanto cuanto xochilteca y reguetonera, seguramente aprendida con los Chuchos del PeRDeré, la señora del huipil sería la señora presichenta. Si en vez del vivales de Javier Aguirre la Femexfut declarara técnica a María Amparito, podrían llegar al quinto partido mareando a la FIFA con sus silogismos nada categóricos.
Como quiera que sea, Markititito Moreno superó cualquier fantasía voxista-yunquista al afirmar, sin el menor sentido del ridículo, que Vicente Fox es “un baluarte del PAN”. Hasta el entrevistador, René Delgado, experimentó un calambre en la ingle. Incluso, superó la frase de Alito Mr. RoBotox: “El PRI no se arrodilla ante nadie”, mientras latigueaba a los choznos de don Plutarco.
Lo dije y lo repito, la oposición no puede estar en mejores manos peludas.
El problema de la derecha no solo es que está sobrerrepresentada mediáticamente, sino que es sobreimpresentable éticamente.