En cuanto se supo lo del terremoto en Los Ángeles tuve el presentimiento de que los antílopez, esa tribu sabia y morigerada, de inmediato le iban a echar la culpa a Andrés Manuel López Obrador. Y en efecto, así fue. El líder de la manada, el Rambo de la derecha recalcitrante, el terror de los daños colaterales, quien luchara de manera heroica contra los NO Más Sangre, el ex presichente Calderón, que es un genio, de inmediato relacionó la falla de San Andrés con ¡Andrés Manuel! Digo, ¿quién le habrá escrito el guion? Chayo de Hacha, Chumel, Javi Lozano, Ricky Alemán o todos juntos?
Por supuesto, de inmediato la fanaticada imaginó algo que no debe estar lejos de la verdad: que Amlove personalmente había bailado la danza de la lluvia en un homenaje a Tláloc para que desatara toda su furia sobre el Nuevo Aigriopuerto que parecía una sucursal de las albercas de Tepetongo a tepetonguear.
No sé por qué les molesta tanto a los haters el manto acuífero en que se ha convertido el NAIM por su bonito parecido a Caleta-Caletilla, sobre todo porque se demuestra algo que ya habíamos sospechado: que en realidad el diseño de tan aeronáutica obra no estuvo a cargo de grandes arquitectos, sino de Aquaman del despacho de Neptuno & Poseidón. Mala onda que el rey de los socavones, Ruiz Esparza —ese gran doble de cuerpo de Richard Gere— no nos haya dicho el muy pillín que la idea era más bien comprender la vocación primigenia del Lago de Texcoco y construir un Aguapuerto con todos sus húmedos rigores para darle cabida a submarinos con forma de trajinera. Eso explicaría, además, que los costos de tan magna obra se hubieran multiplicado de manera exponencial hasta alcanzar niveles de la Estafa de luz.
Con razón se baraja la posibilidad de que Jelipillo regrese al escenario político como diputéibol. Digo, un estadista de su talla, cuyos tuits solo podrían ser comparados en su intelectualidad sabiduría con las declaraciones de Mauricio Clark, Raquel Bigorra y Celia Lora, baluartes del arte y la cultura, ¡qué lujo!
Qué digo lujo, ¡lujazo!
¡Además le sale tan bien hacerse la “vístima”!
Y aunque posee una fanaticada ejemplar, aunque más pequeña que la del Necaxa, Jelipillo está obligado a ganarse la confianza del electorado. Quizá si descubriera dónde está escondida la botarga de Coello Trejo donde se refugian Lozoya y toda su parentela, en algo ayudaría; mejor si es en medio de un circo de esos que solo García Luna Productions es capaz de producir.
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@jairocalixto
