Me supera que el sector opositors no detenga su destartalado pesero para tomar aire, contar hasta diez, y tomarse un descanso para reagruparse y dejar de hacerla a la mamá campanita. Digo, no pasa nada si en unos días no se ponen histerias, dejan de mover fake news o de hacer perros osos mediáticos con la mirada torva, desgobernada y descompuesta.
Ahí tienen a Kinky Téllez que nomás no se puede aguantar y, con la mandíbula apretada y echando espuma por las orejas, coloca un tuit bastante cutre para recordamos, henchida de rencor, que le desea un fracaso total a la presidenta Claudia Sheinbaum. Todo mientras te la imaginas con la Rabadán y Xóchitl Gálvez dando vueltas al rededor de un pentagrama haciendo ritos satánicos. O a mi dotora Dresser que, sin piedad para sí misma, cada vez que va a un debate político termina peor que Cascabel Hernández después de la recia que le puso Paty Navidad. En su show más reciente, se quedó haciendo chiripiorcas cuando ante su muy manida tesis de que AMLO es un autoritario y un peligro para la libertad de expresión (tiene razón la señora, que solo dispone de programas y televisión, revistas y periódicos para decir su veldá veldá), y casi casi asegurar que los verdaderos baluartes del ideal democrático son Alitititito Moreno y Markititito Cortés.
Ya es más aburrido que divertido que Alazraki y los paleros de Alazraki se pongan como Milei y armen encuestas sobre quién le podría arrebatar el poder a Morena, si Verástegui o Colosio Jr. que no jalan ni lo que unos tamales oaxaqueños, verdes, rojos y de dulce.
Y qué decir de todos ultrapanistas de pésimo y reguetonero gusto que ante las evidencias de su derrota mayestática, lo único que se les ocurre es gritar con guarreces que la ganadora de las elecciones fue la candidata del huipil.
Ya lo de Krauze tratando, oooootraaaaaaaa veeeeezzzzz, de asustar al personal que lo ven en toda su irrelevancia, con eso de que México se va a convertir en Venezuela, es como para convertirlo en objeto de estudio en un simposio freudiano en Viena bajo el título de “¿Edipo, estás ahí?”.
Entre Krauze (que cual autócrata porfiriano reina en Letras libres hace décadas) criticando a la autocracia sin gracia y Alessandra Rojo De la Vega esgrimiendo un cartel con el nombre de la alcadía Cuauhtémoc con faltas de ortografía, no hay mucha diferencia.
¡Amiguis opositores, no den explicaciones, digan que tienen la viruela del monkey y enciérrense un ratito!