¿No les ha pasado que cuando ven a un equipo o a un personaje más o menos indeseable que le está yendo de la patada, absolutamente del nabo, diríase que de la chingada, quisieran agarrar una toalla y arrojarla al cuadrilátero para detener esa masacre? A mí tampoco, pero con el expresichente Jelipillo casi me llega a ocurrir. Más ahora que todo le sale mal, todo lo cruzazulea, demostrando que tiene más mala suerte que Fox cuando le presentaron a Martita.
Quizá el problema de CaldeRón no es que esté empeñado en ser el Lex Luthor de AMLO, lo cual es perfectamente comprensible -aunque digno de una terapia de choque- sino que su empeño carece de orden, es absolutamente reactivo, voluntarioso, torpe y despatarrado, por eso le va como le va. Digo, por más que quieras tener tu partido político y disponer de los recursos de sus carnales del INE, no estoy seguro de que valga la pena condenarse a un infierno se pitorreos, memes, burlas y señalamientos, cimentados en datos y hechos precisos de un sexenio que solo los resentidos o sociales podrían calificar como nebuloso, perverso, canallesco y siniestro.
Bueno, ya hasta le han dicho enano, le han dicho Lavestida, le han dicho facho y solo falta que le digan que está pa’ vender lotería, no se vale. Quizá CaldeRón experimenta un cierto tipo de masoquismo no suficiente estudiado, que lo lleva a desear ser una especie de punching bag de la historia.
Y es que no puede ser que en su necedad se le olvide algo fundamental que hasta es una obviedad: que para tener la lengua larga hay que tener la cola corta, y en el caso del esposo de Margarita, su cola es tamaño no caguama sino de Godzilla en tachas.
Por eso cuando quiso convertir el arrebatado zipizape empresarial en W Radio en un ejercicio de censura, alegando que si Loret era echado a patadas de la radiodifusora se confirmaría “...el perfil autoritario y antidemocrático e intolerante de este gobierno” toda la banda se le fue encima con una larga lista de maravillas que al lado del Calderas, hacen ver a Kim Jong-un como un gran luchador por la causas de la democracia.
Y lo peor es que por más que don Jelipe chuleó a Loret elogiando su valentía periodística (jeje), este lo traicionó al declarar que no lo iban a correr de la W y que no estaba en peligro la libertad de expresión, cosa que al Charly también le debe haber costado que Chole lo agarrara de la mano.
¡Que alguien lleve a don Jelipe a Catemaco!
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