La Consulta Infantil y Juvenil del INE consigue algo inusitado: que te devuelva el alma al cuerpo. Si bien es cierto que 14% de menores de edad están obligados a delinquir, basta con que los padres de familia les impidan ver a las criaturas tanto el Canal del Congreso como el Judicial para que estas alarmantes situaciones bajen sensiblemente en sus porcentajes.
Por supuesto que muchos niños consultados seguramente no han sabido apreciar los logros de las reformas estructurales y solo quieren perturbar la santa paz del tercer año de gobierno del licenciado Peña, pues en los dibujos que aportaron sobre los lugares donde viven se pueden apreciar imágenes del terror, oscuros y sangrientos, como si esas pobres criaturas hubieran sido paseadas por las carreteras de Sinaloa. Qué extraño que los chicos manifiesten esta clase de inquietudes macabras, justo cuando —según cifras oficiales de las que sería antipatriótico desconfiar— los índices de homicidios, balaceras, matazones, levantones y pozoleados ha venido más a la baja que el peso frente al dólar. Incluso es todavía más raro que Alejandro Murat, hijo de un oaxaqueño ejemplar, haya dejado intempestivamente su chamba en el Infonavit para buscar con más avidez que oficio la candidatura del PRIcámbrico temprano al gobierno de Oaxaca, incluso estando más abajo en la tabla de popularidad que la procastinación el apagón paradójico, porque lo analógico es ilógico pero prepondera. Ahora ya nunca sabremos qué cosa sucede con el apagón.
Hay canallas que afirman que todo esto es compló de la mafia en el poder, casi tanto como el papel del cambio climático en la transformación del Protocolo de Kioto en el proctólogo de allá mismo.
Lo bueno es que gracias al trabajo de los ninis verdes, que son ecologistas de verdad, el efecto invernadero nos va a pelar los dientes. Ellos sembrarán jardines donde había basureros, como hicieron en el río Sonora.
Así, quizá sea el momento de llevar a estos niños encuestados a una terapia de choque porque, tomando en cuenta su evaluación tan maniquea, tremendista y sospechosista del México de mis narcorecuerdos, deben estar muy manipulados.
Niños sin amor, hay que escuchar al licenciado Peña cuando les dice a sus hijos que no habrá churros para todos, que no está de acuerdo con la legalización de la mariguana porque no cuadyuva en el combate al narco.
Algo que se confirma al comprobar cómo las estrategias punitivas prácticamente han acabado con el negocio y con el maldito vicio.
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