De la misma manera en que el enano Tuntún le exige con aspavientos a Tin Tan que no se refiera a al policía en su billar porque le espanta a la clientela, compuesta fundamentalmente de granujas en la aclamada película El rey del barrio, alguien le tendría que decir al doctor Mancera que no puede andar diciendo a los cuatro vientos que hay más involucrados en temas de corrupción de los que ya habían sido denunciados o corridos por su administración. Sobre todo porque podía prevenir y poner alerta al resto de los funcionarios de medio pelo que se han estado despachando con la cuchara grande, y que ante tal anuncio ya deben estar poniendo pies en polvorosa.
Eso sí, algo que de cualquier manera no le alterará los nervios a los peces verdaderamente gordos que con toda probabilidad seguirán pasándosela bomba. Y todo gracias a esa especie de tabú que le impide al sistema deshacerse de ciertos personajes relevantes, por muy voraces o siniestros que se hayan revelado. Por alguna razón emanada de algún tipo de superstición altamente mafufa, el Estado suele acumular criaturas siniestras en el closet de sus gustos culpables, sin saber que en realidad conforman un denso lastre que al final podría ser su perdición.
Es como el Cruz Azul, que a pesar de saber desde hace mucho tiempo que hay que echar por la gorda a directivos y jugadores que son un lastre, a pesar de las derrotas y fracasos, se empecina en conservarlos como objetos de culto.
El día en que comiencen a caer esos peces gordos y no se escapen por túneles ni se denominen presos políticos, aunque sea por pura vocación para el espectáculo mediático, quizá se recupere algo de la credibilidad perdida. Ya saben cómo son las tribus, tan ávidas de linchamientos y sacrificios humanos.
Quizá por eso, para ir soltando lastre y ganar simpatías, Manlio Fabio superstar pide al gobierno un mayor esfuerzo para satisfacer a los padres de los 43 y que no haya impunidad. Oiga usted, así sí gana la gente.
Así, qué bueno que antes de apersonarse en la ONU, donde suelen ser muy sospechosistas y no ven con credulidad la llamada "verdad histórica", el licenciado Peña dejó en claro la voluntad política de su gobierno para acabar de resolver esta historia, a pesar de quienes allá en la marcha no dejaban de acusarlo acremente. Ya verán cómo la fiscalía arreglará todo en un santiamén como el resto de las fiscalías de la patria.
De esta manera, tal vez en un futuro Madonna le dedique a la fiscalía para desaparecidos "La vie en rose", como hizo con el Papa por open mind.
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