Con su habitual estilo fúrico y endemoniado, absolutamente ajeno a cualquier brida emocional, científica o popular, el ex presichente Jelipillo lleva una larga temporada dando la batalla en contra de la Cuatroté, que es el clavo ardiente al que se aferra con sangre, sudor y lágrimas. El marido de Margarita debe ser un enamorado de clóset de AMLO, pues su vida gira alrededor de la figura del tabasqueño, superando de lejos a Kinky Téllez. De hecho, solo Loret podría alcanzar ese nivel de obsesión con López Obrador pues cada momento de su existencia está relacionada con un plan maestro para destruirlo con el puño levantado y tembloroso. Su problema es que es reportero que no reportea y se mantiene a fuerza de dudosas y guacamayientas filtraciones, por eso a la hora de que lo retan a debatir se agacha y se va de lado. Pasó con el Presidente (alegó que no apuesta con tramposos cuando su jefe es Roberto Madrazo), y ahora con Edy Smol, al que le ha sacado la vuelta porque con sus habilidades demostradas —sabe de economía, maneja datos y es sumamente preciso en su discurso— Loret ya se vio barrido y trapeado. Por eso alegó que no conocía a Edy Smol, pero bien que ha lucrado con su imagen en Ladillus.
Calderón se ceba contra Encinas por su amorosa afición al Batiburrillo Karam y a su veldá histórica que es tan real como la barda de la refinería que nunca jamás existió. Y como no le basta, se deja ir sobre el secretario de Gobernación, alegando que en La Haya no hay ninguna investigación en su contra, bueno (pero en La Haiga sí, diría mi querido Fabrizio Mejía Madrid), prácticamente dice que nunca le han hecho una multa, cuando en realidad, dicen las malas lenguas, que en varias cantinas, antros y bares voxistas está boletinado por malacopa.
Ya lo mas extraño es que Jelipillo, en una intentona de renverse político donde él, a pesar de ser un bolsonarista de campeonato, quiso criticar a AMLO al compararlo con Bolsonaro cuando salió con que no acepta la derrota y anda armando panchos con una pequeña ayuda de la oligarquía brasileña. ¡Por Dior! Copió las estrategias de Claudio XXX que con el acompañamiento de los paleros de Alazraki, la fifisauriza en éxtasis, los intelecuáles de la “Eh, la BOA” y de la Coparmex, llevan años armando complós —chafas, sí, estilo el subjefe Diego—para acabar con la Cuatroté.
Tan así, que a Bolsonaro lo único que le falta es declararse de izquierda como Claudito y feminista como la Dresser.
Jairo Calixto Albarrán
@jairocalixto