Hace unos meses, la lucha por la libertad y los valores democráticos llevaron a grandes luchadores sociales y héroes de ocasión como Jorge Ramos, Paulina Rubio y Miguel Bosé a unirse para salvar Venezuela de las garras del dictador Maduro, siempre inmaduro de filiación de izquierda, al tiempo que defendían la nueva encarnación bolivariana, Juan Guaidó, que luego se aguadó y terminó siendo un pésimo aspirante a usurpador golpista.
Luego vimos cómo estos mismos heroicos personajes se les olvidaron sus afanes humanitarios cuando el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, legitimado por su naturaleza salvajemente capitalista arremetió contra la población indígena por negarse a ser explotados. No movieron un dedo. Y no hubo ninguno de su fanaticada propiamente vargasllosiana —ya saben, don Mario, instalado en su pequeño palacete acompañado de la eterna socialité Isabel Preysler, defendiendo maravillas neoliberales— que saliera al quite, ni por equivocación.
Y más tarde tampoco estos grandes luchadores de la democracia movieron un dedo, cuando los arrebatos de cacique pinochetista llevaron a Sebastián Piñera a declararle la guerra a quienes se opusieron a sus medias draconianas y ojetes, donde solo le faltó bombardear el Palacio de La Moneda y encerrar a todos sus opositores, jóvenes la mayoría, en el Estadio Nacional para ahí torturar y madrear como pasó con el legendario Víctor Jara. Nada, ni un comentario crítico, ninguna palabra de corte krauziano liberal.
Eso sí, de pronto resucitaron con la terrible pifia de las estrategias de Andrés Manuel López Obrador en Culiacán y lo de Evo Morales, que también se pone muy loco, con los ánimos energetizados codo con codo con los Claudios X. González, mejor conocidos como los Muy Equis Men.
Fue tal la alharaca chachalaquesca de estos líderes de opinión en su empeño por dramatizar de manera telenovelesca la decisión de soltar al hijo del Chapo al ritmo de “Es tan corto el amor y tan narco el Ovidio”, que se les olvidó pensar en la gente de Culiacán, que según las últimas encuestas aprobaron en 70 por ciento las medidas tomadas.
Eso sí, lo mejor de todo esto ha sido ver a los másters de 31 minutos, Tulio Triviño, Calcetín con Rombos Man y Juan Carlos Bodoque, el único periodista con credibilidad, sumándose a la lucha combativa. A ver si al rato no los crucifica Markitititito Cortés y Richie Alemán.
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@jairocalixto