Los datos biométricos, es decir, la información sobre las características físicas y fisiológicas como la huella digital, el rostro, la retina, el iris, la geometría de la mano y hasta la forma de las orejas, la piel o la textura de la superficie dérmica, en el caso de los migrantes, están en riesgo.
Grupos delictivos trabajan por conseguir la información biométrica de los migrantes con el objetivo de mantener un control sobre ellos y continuar violando sus derechos humanos a cambio de recursos económicos.
Al mismo tiempo, los gobiernos de los países de México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Estados Unidos cuentan con acuerdos que les permiten intercambiar datos biométricos de personas migrantes.
En los operativos, los migrantes no son consultados sobre la obtención de su información biométrica. Sin duda que es fundamental el consentimiento libre e informado de las personas antes de que se recolecten sus datos.
El problema incrementa porque nadie garantiza un uso adecuado de la información biométrica que, en manos de grupos delictivos ponen en riesgo los derechos humanos, entre ellos, el de la vida de las personas indocumentadas. Al mismo tiempo, dichos datos pueden traducirse en que las prácticas abusivas se perpetúan.
Las organizaciones Access Now y la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D) advirtieron que nada garantiza que la información de los transmigrantes esté a salvo. En cualquier momento, los datos biométricos pueden caer en manos de personas que quieren aprovecharse para cometer abusos.
Desde el año 2013, México cuenta con un memorando de cooperación no vinculante con Estados Unidos, que permite el intercambio de información. Al mismo tiempo, se cuentan con convenios para el intercambio de los datos biométricos con Guatemala, Honduras y El Salvador.
Para las organizaciones no gubernamentales, resulta fundamental garantizar el uso adecuado de los datos biométricos que permiten la identificación de una persona. La falta de un control de la información biométrica abre la posibilidad de criminalización y discriminación contra los migrantes que están buscando mejores condiciones de vida. Al mismo tiempo, se presenta una invasión a la privacidad.
Ante el riego, urge que en México y países de Centroamérica se establezcan candados para el manejo de la información biométrica y, al mismo, tiempo, se garantice el respeto a los derechos humanos de quienes quieren mejorar su realidad y el de sus familias.