Cultura

Rogelio Guedea, conductor de tráiler

  • Ruta norte
  • Rogelio Guedea, conductor de tráiler
  • Jaime Muñoz Vargas

Conducir un tráiler, novela de Rogelio Guedea publicada originalmente en 2008 por Random House Mondadori y ahora, en 2009, por el FCE, es un desafío narrativo en dos sentidos: por un lado, porque a partir de Abel Corona, su protagonista narrador, despliega un universo complejo de tramas y subtramas y una multitud de personajes laterales, lo que demandó un estilo que se desliza sin solución de continuidad por una paleta colorida y llena de registros, además de un hábil y harto complicado manejo de las perspectivas del narrador.


Esta novela es, por ello, la antítesis de un cuento: mientras en éste todo se concentra en una sola anécdota desahogada a su vez por muy pocos personajes cuyo destino parece gobernado por una mano que no los deja moverse hacia otro lado que no sea el que determina la trama, Conducir un tráiler es el relato denso de la vida.


Abel es su pivote, ciertamente, él es el sol de este sistema, pero a partir de sus acciones se desprende una constelación de acciones y personajes que no permiten un recorte preciso, exactamente como pasa con la vida, accidente en el cual todo se conglomera, choca, se atrae y se repele en un sinfín de circunstancias que en literatura sólo mediante la novela es posible simular.


Ya desde el Quijote sabemos que hay cierto tipo de novelas multitudinarias, novelas que si bien tienen un Jean Valjean, se abren como granada de personajes. Son de factura muy complicada porque sus subtramas deben envolvernos en la apariencia de realidad.


En algún pasaje de esta novela espesa de agravios, balazos, sexo, droga, negocios, amigos y enemigos, seres grises y seres memorables, ires y venires, machos y delicados, hay un pasaje que, me parece, resume de una pincelada el destino de Abel Corona, lo que mueve a nuestro protagonista y sirve como palanca de toda la historia: “Me gustaría saber lo que se siente conducir un tráiler, dijo esta vez para sí. Ir por una carretera que no tenga ni ciudad de salida ni ciudad de llegada. Avanzar y avanzar sin detenerme.


Y que eso, al contrario de la vida y de todas las cosas que hay en la vida, no se acabara nunca. Que el tiempo fuera solamente un manojo de kilómetros recorridos y que todas las mujeres que fuera encontrando a mi paso fueran una sola mujer”. Esta reflexión, mutatis mutandis, se refiere a la vida literaria de Rogelio, escritor que como trailero conduce una obra literaria cuyo punto de llegada apenas podemos entrever, pues todavía le quedan miles de kilómetros por delante.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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