Estoy en un café leyendo el periódico y pensando:
Trump posiblemente sea el hombre más odiado por toda Latinoamérica, se ha dedicado a hablar mal, se ha cansado de burlarse y de decir que se tiene que construir una muralla, la cual nosotros tenemos que pagar, todos criticamos a Peña por haber recibido a ese hombre, porque nos discrimina, porque no conoce el valor de la cultura mexicana, porque no sabe lo trabajadores que podemos ser, porque ignora que el motor de casi todos los mexicanos es trabajar por la familia. Esos son los mexicanos que Trump critica.
Este café es atendido por dos personas, una joven alta, pelo castaño y ojos claros, el chavo moreno, ojos obscuros y chaparrito o como todos diríamos un mexicano de verdad, de repente, suena el teléfono... entrega a domicilio, la señorita muy atentamente toma la orden, una vez que cuelga le pide a su compañero que le ayude a preparar un café americano, dos chocolates calientes y un espresso.
Al terminar, el chavo se ofrece a llevar la orden al edificio de gobierno, finalmente ya en varias ocasiones él había ido, "a mí los guardias ya me conocen, yo voy"; ocho minutos después el chavo regresa con el pedido en las manos "no me dejaron entrar porque no traigo identificación". La chava agarra su bolsa, saca su identificación, toma el pedido y sale; diez minutos después regresa con el dinero y esto fue lo que sucedió:
Según narra, va entrando al edificio, voltea con uno de los guardias y le pregunta por la persona a quien debería de entregar las bebidas, con una amabilidad los guardias le indican por donde tiene que ir, una vez terminada la explicación la joven se pasa. Nunca se le pidió la identificación y era la primera vez que entraba.
En tono de burla, el chavo le dice, "pues claro que esperabas, tu eres blanca alta y yo no, obviamente a mí no me van a dejar entrar sin identificación aunque ya me conocen y ellos están igual de prietos que yo".
Y pensé, Trump durante meses se ha dedicado a hablar mal de nosotros, habla de una muralla para tenernos controlados. Sin embargo, la realidad es que nosotros nos discrimínanos, nos tratamos mal, si pudiéramos, todos ya habríamos construido un muro para no dejar pasar a cualquiera, por esto mismo, creo que...
¡Todos tenemos a un Trump interno!
