Todos callan, todos duermen. Mientras me encuentro sentada esperando el amanecer, a distancia puedo escuchar al gallo que, con trabajos y flojera, empieza a despertar a los vecinos... pero nuevamente se vuelve a hacer el silencio.
Pareciera ser que todo me esta llevando a preguntarme algo sencillo: ¿por qué hoy no me siento sola? Mientras termino de cuestionarme esto, no puedo evitar que una sonrisa se me salga: creo que finalmente he aprendido a estar con la soledad, la cual muchos podrán definir como la carencia de la compañía, pero hoy ¡no me molesta!
Cuántas canciones no hemos escuchado sobre lo mal que se siente, de lo triste y fría que puede ser; sin embargo, puedo decir que eso no es verdad: es un privilegio porque ya sé lo que es estar alejada de ella, ya tuve la oportunidad de vivir la compañía.
Actualmente vivimos bombardeados con información, ya que los diferentes medios de comunicación no nos permiten tener nuestros 5 minutos de reflexión. ¿Cuántos de nosotros no llegamos cansado a nuestras casas después de un día pesado en el trabajo, nos lavamos los dientes, la cara y a dormir, convirtiendo esto en nuestra rutina?
Cuando nos encontramos solos pareciera ser que nos tenemos miedo, me es inevitable pensar que todos tenemos nuestro retrato como Dorian Grey; recordemos que él lo tenía guardado y, en algunas ocasiones, lo llegaba a ver y siempre se asustaba de la fealdad del mismo.
La soledad, en realidad, es esa contemplación del cuadro que todos tenemos oculto y que en ocasiones nos vemos en la obligación de contemplar; todos nosotros somos autores de ese retrato, y así como lo podemos ir empeorando, lo podemos mejorar... esa es la diferencia.
Y mientras siento como poco a poco el sol va calentando mis manos, me es inevitable llegar a la conclusión de que la soledad nos da miedo por el hecho de tener que enfrentarnos a nosotros mismos, pensar en lo que hemos hecho bien o mal; en cómo nuestras acciones benefician o perjudican a otros. Al mismo tiempo, este acompañante nos puede ayudar a ser mejores personas.
Así que por el momento seguiré disfrutando de mi soledad porque hoy...
¡No me molesta!