Lanzarnos sin miramientos a la digitalización, reinventar procesos y metas empresariales, captar nuevos nichos de negocios, reducir sustancialmente la burocratización, maximizar las inversiones, adoptar sistemáticamente el teletrabajo y otros, son parte del legado del Covid-19, pero también las alianzas estratégicas inusuales y fusiones no orgánicas en pos del bien común.
En situaciones críticas se potencializan dos emociones extremas: miedo y amor. La primera paraliza acciones y decisiones. El amor, en cambio, reformula nuestra misión y encuentra fortalezas donde sólo había incertidumbre.
Ahora que el 65% de las empresas buscan nuevos nichos de mercado y soluciones diferentes en sus ofertas, cobra importancia la causa por la que se trabaja y su trascendencia social. Esto va más allá de ganar participación de mercado, sobrevivir o incluso fortalecer la reputación. Tiene que ver con la capacidad de solidaridad y empatía de cada uno de nosotros. Se vuelve primordial el auto concepto de generar actos trascendentales para el bien común. Es una acción deliberada de amor.
Así, el sector empresarial crea nuevas formas de enfrentar la pandemia del Covid-19. Destacan las alianzas estratégicas y los virajes de 180 grados en los negocios. Corporaciones de todos tipos se unen para sumar fortalezas y destrezas. A veces, también, se generan lazos no imaginados.
Por ejemplo, Grupo Taurus, una firma de electrodomésticos que tiene más de 30 años en México, decidió cambiar la fabricación de licuadoras y otros enseres de cocina por la investigación, desarrollo y fabricación de equipos de protección personal.
Los equipos de Investigación y Desarrollo de Taurus México, España y China con otras empresas y expertos científicos, comenzaron a desarrollar un respirador de emergencia de código abierto basado en el modelo del Massachusetts Institute of Technology (MIT). El objetivo fue evolucionarlo e incorporar los sistemas electrónicos de monitoreo y control que garantizaran la cadencia respiratoria necesaria.
Generar esta proeza implicó la alianza estratégica de diferentes actores: Skala, desarrolladora de start-up; IDIT, centro de innovación de la Universidad Iberoamericana; Solfat, fabricante de aparatos científicos y también del Doctor Miguel Ayala, jefe de terapia intensiva en la Beneficiencia Española de Puebla.
Ellos lograron diseñar y desarrollar el respirador de emergencia incluyendo el software electrónico de monitoreo y control con el que ya sería posible iniciar pruebas “en vivo” con el prototipo disponible. Los desarrolladores estiman que es posible fabricarlo en un plazo de 60 días con una inversión de mil dólares por unidad. El coste por respirador en el mercado varía de 25 a 50 mil dólares.
Esta pandemia deja caudas no imaginadas más allá del dolor, miedo y duelo. Es la inmersión de nuevas realidades y la llave para reinventarnos. Una posibilidad con la que se coqueteó en el pasado, la alianza de empresas con universidades, tiene hoy mayor vigencia para explorar nuevos campos de acción y generar soluciones holísticas en diferentes productos y servicio.
Sí. Covid-19 también hereda semillas de reinvención.
* Escritora. Autora de Bendiciones de la Luna y Las voces de Dios.