Si hay un personaje que ha sido reinterpretado una y mil veces es Hamlet, que si bien nació (al menos en el mundo del teatro) de la mano de Shakespeare ha pasado a ser parte del imaginario de casi todos los pueblos del mundo entero.
No extraña por ello encontrarse en la cartelera de Ciudad de México una obra llamada Hamlet en Caracas, en la que la tragedia del príncipe de Dinamarca cobra vida en un montaje de teatro dentro del teatro, muy inquietante, muy propositivo y al mismo tiempo crudo y desolador.
Escrita y dirigida por Jesús Delgado, ésta es una puesta en escena comunitaria en el mejor de los sentidos. La compañía en su totalidad, o casi, está integrada por venezolanos, muchos de ellos afincados casi de fijo en México, que con el dolor, la angustia, la tristeza, y la esperanza que da al mismo tiempo el exilio y la lejanía hablan de su ciudad y su país a la distancia.
Cuenta Hamlet en Caracas la historia de un joven estudiante de actuación, quien ensaya precisamente esta tragedia para presentarla como examen de fin de cursos. Paralelo al proceso de montaje, el estudiante va descubriendo los intríngulis políticos, sociales, familiares, profesionales, e incluso revolucionarios, que se gestan al interior de la universidad, y de su vida cotidiana.
Su madre, dolida por la terrible situación del país; el hermano que vive “feliz” en el exilio; los compañeros actores, algunos amigos otros competidores; los represores y delatores en potencia y/o de hecho, son personajes de esta historia que ha hecho una brillantísima temporada en el Teatro El Milagro, siempre dispuesto a abrir sus espacios a propuestas innovadoras y críticas como ésta.
Conocía ya el trabajo de Sebastián Torres, quien lleva aquí el rol protagónico.
Muy bien como siempre. Un trabajo limpio, entregado, comprometido.
Junto a él brilla Simona Chirinos, excelente; y Eduardo Treviño.
Hay que aplaudir el cuidado que se ha puesto en cada área del montaje: escenografía, vestuario, iluminación, música, incluso en el singular papel que juegan los tramoyistas, y que habla, una vez más, de un buen trabajo en equipo.
Hamlet en Caracas hace un intermedio en su temporada para volver pronto con nuevos bríos. Vale la pena esperarla, buscarla y correr a verla
