En el número 107 de la calle Veracruz, en la colonia Condesa, la magia sigue sucediendo. Ahí estuvo, está, El círculo teatral, cuyo edificio-sede fue severamente dañado por el sismo del 19 de septiembre de 2017, y que finalmente tuvo que ser demolido.
Un portón azul da la bienvenida al público a la función de Sombras en el paraíso, uno de los varios montajes con los que Alberto Estrella y Víctor Carpinteiro retoman las actividades de este espacio que es muestra contundente de su amor al teatro.
La veintena de espectadores entramos y lo único que vemos son sillas (acomodadas de acuerdo a los lineamientos de sana distancia) en torno a un “escenario”, todo bajo un cielo estrellado (así me lo pareció aquella noche) que remite a aquellos tiempos inmemoriales en que nació el hecho teatral.
La reactivación de actividades en El círculo teatral es prueba contundente de que el teatro no son las paredes, sino la comunión que se da en cada encuentro entre actor y espectador: “un alguien que tiene algo que decir a alguien que lo quiere escuchar”, como sabiamente lo dice la siempre admirada Susana Alexander.
Este viernes y sábado pueden verse las últimas dos funciones de la obra Sombras en el paraíso, escrita por Estrella, dirigida por Carpinteiro, e interpretada por Ángeles Marín, una figura permanente en este espacio escénico.
Al ver la obra escrita por Alberto no puedo dejar de pensar en 1986 y en aquel maravilloso video realizado con motivo del Mundial de futbol que tuvo a México como sede, y en el que él daba vida a un imponente caballero azteca. Desde aquel entonces Estrella ha construido una sólida trayectoria como actor en cine, teatro y televisión; también se ha destacado como docente y promotor teatral y más recientemente como dramaturgo, con estupendos resultados a juzgar por Sombras en el paraíso.
Al excelente texto hay que sumarle el talento de Víctor en la dirección de escena. Medido, justo, sin caer en el desgarramiento al que podría orillar un tema tan duro como el que plantea este texto.
Y eso, evidentemente, gracias al excelente desempeño actoral de Ángeles Marín, quien agarra al público y no lo suelta durante los 90 minutos que dura la puesta en escena.
Bravo Alberto, bravo Víctor… por no derrumbarse, sino por sacar la casta y echar a andar nuevamente este maravilloso espacio escénico, que desde hace 17 años ocupa un lugar especial en el corazón de quienes amamos el teatro.
Las funciones de Sombras en el paraíso son a las 20 horas; la entrada es gratuita, sólo hay que reservar al mail [email protected].