Política

España corre a 30 km/h

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España ha sido fuente de inspiración para México desde la llegada de Cortés a estas tierras. En la gastronomía, en la política, en la cultura, en la arquitectura y en el idioma se palpan y perciben los aromas y sabores de La Mancha, de Andalucía, de Cataluña, de la nación vasca, de Zaragoza, de Madrid. En cada panadería de la ciudad uno se topa con la herencia española.

Ojalá y los cambios que tuvieron lugar en ese país, a partir de mayo, en materia de seguridad vial, tengan un impacto similar y pronto nos descubramos inspirados por esos movimientos y los adaptemos.

Desde el 11 de mayo España impuso un nuevo límite de velocidad en todo el país. Por descarte, todas las calles no señalizadas establecen un límite para los conductores de vehículos: 30 kilómetros por hora.

No es un capricho ni una ocurrencia. Por supuesto que hay miles de conductores molestos y en los medios de comunicación menudean los artículos y notas en contra de esa medida, pero que va de acuerdo con la dirección que el mundo entero comienza a tomar y es fruto de una discusión pública de años.

En febrero de 2020, la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Seguridad Vial hizo la recomendación de exigir una velocidad máxima de 30 km/h en zonas “donde los usuarios vulnerables de la carretera y los vehículos se mezclan de forma frecuente y planificada, excepto cuando existan pruebas sólidas de que las velocidades más altas son seguras, señalando que los esfuerzos por reducir la velocidad tendrán un efecto beneficioso en la calidad del aire y el cambio climático, además de ser vitales para reducir el número de víctimas mortales y heridos por accidentes de tráfico”.

Decenas de ciudades habían adoptado esos límites de 30 km/h máximo desde tiempo atrás: Bilbao, Pamplona, Zaragoza, Burgos, Barcelona, Cádiz, Sevilla, Córdoba, Madrid, Salamanca y Pontevedra, entre otras (esta última es toda una referencia internacional en movilidad).

Hay un cambio completo de filosofía en el manejo de los encargados del tráfico en el país: de gestionar automóviles pasaron a gestionar planes de movilidad que ponen el centro a las personas. Ahora las prioridades son el peatón, el ciclista y el transporte público, pero entienden que deben asegurarse también que caminar e ir en bicicleta sea seguro.

El reparto que buscan en las calles es un 20/80, es decir, que 20% de las calles lleven el 80% del tráfico de la ciudad, mientras que el otro 80% de calles lleve el 20% del tráfico, a velocidades bajas.

No es un límite creíble, fue una de las principales críticas a esa medida, primero cambien las calles. La respuesta fue: la seguridad viene primero, tengamos una velocidad segura ahora y trabajemos después en adaptar las calles.

Así lo cuenta Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la Dirección General de Tránsito de España.

La experiencia, la ciencia, la ONU y decenas de académicos y expertos lo recomiendan y lo exigen: cambiemos ya a calles 30, a calles para la vida. España ya lo hizo, ante la expectativa de Europa entera y de otras ciudades en el mundo.

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Twitter: @hzamarron


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Héctor Zamarrón
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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