Política

Capitalismo, movilidad y empresarios

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La enorme desproporción entre necesidades y recursos en una sociedad obliga al intercambio de bienes y servicios, por eso los expertos dicen que la escasez es la base de la economía. Así funciona también el mundo de la movilidad.

Al menos así solía funcionar el capitalismo en el siglo XX hasta que llegó la economía colaborativa a detonar ese viejo principio. Una de las impulsoras de este concepto, Robin Chase, se planteó hace 20 años si de verdad quería ser dueña de un automóvil cuando podía compartirlo.

Hoy en día, sostiene, hay abundancia de bienes y servicios que no se aprovechan y solo cuando interviene la tecnología y conecta a quienes ofrecen con quienes necesitan algo, cambia el statu quo y nacen empresas como Airbnb, Uber, Facebook, etcétera, que comparten una característica: rentabilizar el exceso de capacidad sin usar, sea este una habitación, un automóvil, información o cualquier otra cosa.

A partir de esa premisa Chase cofundó Zipcar, pionera en compartir vehículos en el mundo y cuya evolución llevó a Blablacar, Uber, Lyft —y en México al surgimiento de empresas como Aventones, Carrot, Carengo y Allride— en un movimiento que lleva a ciudadanos y plataformas digitales a transformar y reinventar el capitalismo.

Así nacieron también las bicicletas sin anclaje y los patines eléctricos compartidos. Un vehículo de MiBici, Ecobici o BiciPuebla puede ser utilizado cuatro, cinco o más veces en el día por diferentes personas, se trata de otra variedad de economía colaborativa

Extrapolando las ideas, habría que gestionar así el México de las oportunidades con el de las necesidades, el exceso sin utilizar en un extremo con las carencias que existen en el otro, para usar la metáfora acuñada por el empresario Antonio del Valle, quien junto con sus hermanos, son de los pocos integrantes de la iniciativa privada que comparten sus ganancias en fundaciones avocadas a la movilidad y a las ciudades. Por medio de Core Foro Urbano han traído a México a Jan Gehl y a Diane Davis y abierto discusiones sobre uso de suelo y desarrollo urbano.

También lo hace en Sinaloa Alberto Coppel quien, interesado en temas de transporte, movilidad y espacio público, desde hace años respalda de forma bastante discreta una iniciativa ciudadana que promueve el desarrollo de estrategias y proyectos de movilidad urbana sustentable llamada Mapasin.

En Oaxaca, la Casa de la Ciudad, un laboratorio urbano de excelencia, está financiado por la Fundación Alfredo Harp Helú, para poner al alcance de todos información y análisis del desarrollo urbano y el impacto de este en los habitantes de las ciudades.

Bien que existan pero son muy pocas fundaciones. Si los empresarios leyeran con atención el reporte elaborado por el IMCO y SinTráfico sobre el costo de la congestión vehicular, quizá ya estarían abriendo muchas más e impulsando temas de movilidad en las 32 ciudades que más pierden.

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Twitter: @hzamarron

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Héctor Zamarrón
  • Héctor Zamarrón
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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