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La región que menos crece

En medio de las turbulencias comerciales, de los aranceles y sus efectos adversos, no es novedad que América Latina tiene el peor pronóstico de crecimiento para 2025. De acuerdo al informe Perspectivas Mundiales del Banco Mundial (BM), los países latinoamericanos tendrán un crecimiento de 2.3 por ciento en 2025, siendo la región de menor repunte a nivel mundial. Las grandes economías latinoamericanas tendrán una desaceleración importante: tanto Brasil como México vienen frenando su dinamismo, sobre todo este último que según el BM crecerá 0.8 por ciento este año.

El informe del organismo internacional menciona que el crecimiento será no sólo limitado sino desigual debido, entre otras causas, al proteccionismo, los aranceles, la incertidumbre y la guerra comercial. El golpe comercial que resienten los países que dependen de Estados Unidos es fuerte, y en este caso el más afectado es México, ya que el mercado estadounidense es el destino de más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas. Crecer poco es malo para América Latina, y crecer con desigualdad también es malo, pues agudiza la grave desigualdad que nos ha llevado a figurar tristemente como la región más desigual del mundo.

En el escenario actual de incertidumbre, de conflictos comerciales y de tensiones migratorias en Estados Unidos, las proyecciones económicas latinoamericanas no sólo significan un crecimiento insuficiente para consolidar la recuperación después de la pandemia sino que apuntan a algo más profundo: la postergación -una vez más- de resultados importantes para la reducción de la pobreza, la disminución de la desigualdad, la recuperación de empleos, salarios y en general de mejores condiciones de vida para millones de personas.

El BM señala que algunas de las causas que frenan el avance regional son estructurales, como la baja productividad, la fuerza laboral con problemas educativos y el envejecimiento poblacional. Estos son problemas de viejos datos y son complejos de resolver en una región que se acostumbró a la dependencia de materias primas y de resultados en el corto plazo. La carencia de visión de futuro, de inversión estratégica para el mediano y largo plazo hacen que la educación de calidad, la productividad, la competitividad, la innovación y la reinvención de las economías sean materia pendiente o, como les gusta llamarlos, problemas estructurales que aparecen siempre como causa de cualquier atraso o crisis.

Más que preocuparnos por ser la región que menos crece deberíamos preocuparnos por dejar de ser la región que menos invierte en educación, que menos presupuesto le dedica a la ciencia y tecnología, que menos invierte en lo social y menos cuida la calidad de vida de su gente. La recuperación latinoamericana no debe ser sólo del crecimiento económico momentáneo sino de lo fundamental, lo que hace que la economía sea más dinámica y que tienda a revertir problemas como la pobreza y la desigualdad. La cuestión de fondo está en recuperar la capacidad de la gente para construir un escenario mejor del que tenemos.


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Héctor Farina Ojeda
  • Héctor Farina Ojeda
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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