La complejidad del delito no cabe en esa frase simplona de “abrazos no balazos”. En México se registran al menos seis tipos o categorías de ilícitos, según su nivel de violencia y de afectación a las víctimas, y cada una requiere políticas e intervenciones especificas,focalizadas de acuerdo con sus causas, su naturaleza y sus efectos.
No puede hablarse de una sola estrategia. “Abrazos no balazos” como respuesta universal, genérica, no resiste el menor análisis técnico, es -como gritan incluso las cifras oficiales- insuficiente e ineficaz.
La primera categoría son los más de 25 millones de delitos que no se reportan (el 93% según la ENVIPE). Esta violencia soterrada, tolerada o sin acceso a las instituciones tiene una gran explosividad social contenida. Aquí es muy pertinente la estrategia de “abrazos no balazos”, entendida, según dice el presidente en atender las causas sociales del delito y las violencias.
Atendamos a los niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, generemos opciones para que los pobres no queden a merced de grupos delincuenciales, ampliemos la cobertura de la justicia comunitaria. Se necesitan acciones focalizadas a las vulnerabilidades (no transferencias directas y universales).
Tambien se debe aumentar la confianza de los denunciantes. Tener instancias más cercanas y ágiles para presentar denuncias y capacidad de procesarlas masivamente (modelo de los tres pisos de Nuevo León), con mecanismos que permitan discernir los casos de mayor gravedad que requieren atención inmediata y seguimiento atento. 15% de los delitos sí denunciados son incipientes como golpes menores, amenzas, injurias,entre otras.
5% son homicidios y lesiones en accidentes viales o laborales y otro 9% son daños en las cosas derivados de accidentes. Estas dos categorías de delitos deben atenderse con servicios de justicia comunitaria y cívica; con mediación y conciliación penal, respectivamente.
De igual forma pueden canalizarse los más de 700 mil delitos patrimoniales no violentos, que tambien pueden atenderse por mediación (solo, por ley se pueden realizar una vez) o suspensión condicional del proceso o un procedimiento abreviado.
Para el 35% de los delitos que nos han robado la calma y que son los que alimentan la terrible sensación de inseguridad, no hay abrazos que valgan. No hay duda de que los pilares para que prospere el crimen organizado (como dijera el magistrado Falcone) son la impunidad y el contuberio de la autoridad.
No hay abrazos que reviertan 90% de impunidad del homicidio intencional. Se debe recuperar la presencia policial efectiva, minar la capacidad de operación logística y financiera de los cárteles y su capacidad de violencia. Debe reconstruir la capacidad de investigación, persecución, captura y procesamiento de ese 5% de los delincuentes responsables del 60% de los 700 mil delitos anuales como homicidio, lesiones, violación robos a mano armada, robo de vehículo, desaparición de personas.
No afirmar la capacidad del Estado para enfrentar el delito y ofrecer a cambio abrazos es una irrespona¡sabilidad criminal que nos está ahogando en sangre.
Guillermo Zepeda Lecuona