La visita de Mario Delgado a Reynosa el pasado fin semana, para dar el banderazo de salida a la precampaña del médico y senador Américo Villarreal Anaya a la gubernatura de Tamaulipas, no fue del todo exitosa.
Por un lado, es cierto que hubo una importante convocatoria con la mayoría de los cuadros distinguidos de Morena en el estado, donde aún resuena el coro y los gritos de los comités de la defensa de la 4T en apoyo a su “gallo”: “Es un honor estar con el doctor”, sin duda es extraordinario el entusiasmo y la conexión de la base militante con su precandidato.
Sin embargo, se percibió la idea de fracturas y ausencias muy evidentes de otros actores de Morena en esta reunión, lo que aún refleja inconsistencias en este proyecto. Por ejemplo, Maki Ortiz y su hijo Makito, alcalde de la ciudad anfitriona, no estuvieron presentes, ni se observa un proceso de acercamiento, negociación o cicatrización entre ambas partes.
Otros casos que abonan a esta situación es la no participación del alcalde de Madero, Adrián Oseguera, a quien sus operadores, muy cuestionados por cierto, le vendieron la ilusión de que pudiera ser candidato a la gubernatura y, al no verse favorecido en la encuesta, anda resentido, molesto y encaprichado en no apoyar al senador; al menos eso denota.
Y qué decir del polémico Alejandro Rojas Díaz Durán quien, a través de sus constantes videos, se duele de que no ha sido convocado a participar en la precampaña de Américo Villarreal y hasta asegura que, en caso de que se mantenga esta división, la ventaja que hasta hoy lleva Morena en las encuestas sobre el PAN puede verse reducida y llevarlos a la derrota.
La gente ya conoce a Alejando Rojas y sabe que obedece la línea del líder del senador Ricardo Monreal y este trae también su batalla contra AMLO por no estarlo considerado en las cartas a la Presidencia de la República. Así de complicado anda el asunto de Morena en Tamaulipas.
Sin duda alguna, como bien lo escribe mi amigo Lupe Díaz, Américo Villarreal, comparado con los otros que competían por la candidatura, se los lleva de calle; pero trae a cuestas a los envidiosos y dolidos emanados de una elección interna dizque democrática.
O curan heridas o pierden. _
