Ayer me encontré con una agradable noticia que comparto: un grupo de empresarios tampiqueños se reunió para formar una agrupación civil que hará que el Centro Histórico de la ciudad cuente con una mejor iluminación y permitir a los paseantes locales y al turismo que escoge a Tampico como su destino a caminar con seguridad por las calles del puerto.
Ver la conjugación de la iniciativa privada y el gobierno municipal, que en este caso fue representado por los directores de Servicios Públicos y de Desarrollo Urbano, Pepe Schekaibán y Carlos de la Rosa, respectivamente, es sinónimo de que el progreso no se detiene; al contrario, se fortalece.
En Tampico se sigue avanzando, las pruebas son palpables y el alcalde de la ciudad, quien asumió el puesto hace cinco años, ha demostrado con creces que cuando se quiere se puede y así lo subrayan las encuestas que mes a mes hacen compañías serias del ramo, como Mitofsky, que en días recientes vuelve a colocar a Chucho Nader en el primer lugar a nivel nacional como el presidente municipal de mayor y mejor aceptación ciudadana.
Cuando, como dice YSQ, el pueblo sabio no se equivoca, es que las iniciativas van viento en popa y la demostración de tal aseveración se muestra con las buenas relaciones que el municipio ha tenido los últimos años con los gobernantes estatales, sean estos emanados del PAN o ahora de Morena y además con el montón de obras que quedan para la posteridad.
En un gobierno no hay necesidad de pleitos, envidias o competencias infructuosas, que a lo único que llevan es al retraso.
¿Cuántas veces ha ocurrido que cuando llega el relevo de una administración de cualquier nivel de gobierno, los nuevos portadores de la estafeta lo primero que hacen es cambiar los planes, olvidar proyectos buenos, cancelar obras, y peor aún, correr a gente capaz que su único pecado es haber sido elegido para funciones de gran envergadura por el que se fue?
Qué bueno que aún queda gente capaz, que se levantan día a día con el ánimo de crear nuevos proyectos alcanzables que brinden a su ciudad, a su entorno, a sus descendientes, un mejor futuro que termine con los años de atraso que otros perdedores propiciaron por inútiles, omisos o corruptos.
