Política

El mal ejemplo y la mediocridad

A lo largo de la pandemia en México muchos hemos sido testigos de personas que afirman con tesón que el covid no existe y que este es un invento de los países de primer mundo para aplastar a los débiles mediante el terror psicológico, y más lo sostienen si su iluminado lo sugiere.

Hay quien se ha atrevido a decir que, si este “supuesto virus” fuera tan real, presidentes como el de Estados Unidos o el propio, demostrarían mediante su ejemplo que todos deberíamos de cuidarnos con esmero, acatando lo que marcan los especialistas de la salud.

Los países de mayor crecimiento en casos de covid y sus aterradoras cifras de pacientes muertos (si acaso pisaron un hospital) son esos en donde el buen ejemplo no existió desde el inicio de la pesadilla, en ellos sus mandatarios jugaron al capricho semi infantil siendo los malosillos del salón, no acatando las normas y queriendo demostrar fanfarronamente que eran y son los picudos de la clase.

Esos señores del poder, hasta eso, han sido suertudos, se les ha enfermado medio gabinete y solo se han mantenido en cuarentena y la han librado por obra y gracia de su buena fortuna; sin embargo, deberían tener pesadillas de conciencia porque, de haber dado un mejor ejemplo, muchos de los hoy occisos estarían aún en las estadísticas de los sobrevivientes.

No veo ni imagino a una señora mandataria como la de Alemania o a sus homólogos de Noruega, Islandia, Taiwan, Japón, Cuba y otros, andar jugueteando con sus declaraciones y pésimas actitudes frente al terrorífico coronavirus y tampoco escatimando con las pruebas y más pruebas en las que invierten sus presupuestos para diagnosticar a tiempo y no en la gravedad este mal. Allá las cifras fatales son inferiores medidas per cápitamente.

A manera de interrogantes, ¿aún está México a tiempo de parar la pandemia mediante la realización de más pruebas u obligando al aislamiento social en lugares convertidos en verdaderos focos de infección? Las cifras de López-Gattel ya ni quien las escuche, es bien sabido que conservar su empleo sin contradecir a su patrón ha sido prioritario por encima de las verdaderas soluciones.

Hay quienes también sopesan que es preferible dejar que el mal acabe con unas centenas más de miles de personas que permitir morir la economía de naciones enteras descuidando con ello otras enfermedades mortales, empleos, crecimientos de los PIBs, entre otros muchos rubros; sin embargo, es más fatal la mediocridad tercermundista que todos los cánceres y epidemias juntos. Los malos ejemplos pululan desde hace décadas con todos los colores y no tenían ni tienen que ver con el virus del 2020. _

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Guillermo Gutiérrez González
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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